Víctor Matos
Albert Einstein fue uno de los más grandes genios de la ciencia que hizo extraordinarios aportes a la Física, al punto que su apellido es usado coloquialmente como una forma de decir que alguien es un sabio y quien ha sido considerado como el Personaje del Siglo XX por sus amplios conocimientos científicos.
Este hombre que dejó su huella en la historia, sin embargo no tuvo una infancia normal pues para sus profesores decían que nunca lograría nada en la vida y para su familia era muy lento, incluso para empezar a caminar y hablar.
En la escuela, dijeron sus allegados más cercanos, no disfrutaba estudiando las materias de Humanidades pues luchaba con la escritura y existe una extendida suposición de que sufría de dislexia, Dicen sus biógrafos que fracasó en su primer intento de ingresar a la universidad aunque al final sus conocimientos científicos le dieron notoriedad mundial.
Desarrolló sus ideas, publicó artículos científicos, entró en la vida académica e hizo grandes descubrimientos en física, incluyendo el desarrollo de la Teoría de la Relatividad.
Cuando los nazis llegaron al poder en Alemania liderados por Adolf Hitler, Einstein ya era famoso y todo el mundo sabía que era judío por lo que se le hizo cada vez más difícil trabajar debido al sentimiento antisemita en Europa, por lo que se le hizo cada vez más difícil trabajar y en 1930 el Tercer Reich lo acusaba de alta traición por lo que sus libros fueron quemados como parte de la etapa de persecución a su credo.
“Me siento avergonzado de vivir en este país mientras todos los demás luchan y sufren” escribió en una carta poco antes de buscar refugio en los Estados Unidos, nacionalidad que luego recibió por sus aportes a la ciencia.
Albert Einstein declinó de ser el segundo presidente de Israel, oferta que le hiciera el primer ministro de ese país Ben Gurión, a lo que respondió: “Toda mi vida he lidiado con cuestiones objetivas, por tanto carezco de las aptitudes naturales y de las experiencias para tratar de forma apropiada con las personas y para el ejercicio de funciones oficiales”.
Una vez el genio científico dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento, porque el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación abarca todo el mundo, estimulando el progreso y dando luz a la evolución.
En la década de los 50 del siglo pasado, pocos años antes de morir, Einstein se quejó de que la gente le citaba demasiado. Él, antes de ingresar a la carrera académica trabajó como dependiente: “En el pasado nunca me pasaba que cada frase casual mía fuera captada y grabada. De otra manera, me habría deslizado más dentro de mi corazón”, reafirmó.
Hay un dicho que afirma que si no puedes explicar algo de forma simple, es porque no lo has entendido suficientemente bien, y que se le atribuye al genio del pasado siglo.
La Ley de la Relatividad abrió la ciencia planetaria
Albert Einstein, fue un físico alemán de origen judío, quien en 1905 publica en la ciudad de Berna su Teoría de la Relatividad Especial que dedujo la ecuación de la física más conocida a nivel popular y que es la equivalencia de masa energía E=mc2 que sentarían luego las bases de la física estadística y de la mecánica cuántica.
Es igualmente en 1915 cuando su Teoría de la Relatividad General reformula por completo el concepto de la gravedad que dio inicio al estudio de la evolución del universo por la rama de la física denominada Cosmología.
Einstein nace el 14 de marzo de 1879, es decir estaría cumpliendo 144 años de haber venido al mundo, y fallece a la edad de 76 años, el 18 de abril de 1955, lo que incluso motivó que un médico de origen sudamericano sed adelantara a que fuera medido y pesado su cerebro y de esa manera fuera estudiado, cosa que jamás se hizo de este hombre que fuera Premio Nobel de Física en 1921 y quien se viera obligado a abandonar su país, Alemania, en diciembre de 1932 con rumbo a los Estados Unidos en donde se dedica a profundizar sus estudios y a recomendar incluso al presidente de esa nación Franklin D. Rossevelt a la fabricación de la bomba atómica, que luego se arrepintió, pero con la cual se puso punto final a la Segunda Guerra Mundial con las explosiones realizadas en perjuicio de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.
Se dijo tras de su muerte que los estudios sobre sus neuronas estaban más firmemente compactadas de lo habitual, lo que podría haberle permitido procesar información de manera más veloz que otras personas pues la parte del cerebro responsable del reconocimiento espacial y del pensamiento matemático parecía ser más grande de lo normal.
Un patólogo llamado Thomas Harvey guardó luego el cerebro de Einstein en custodia durante cuarenta años sin que se supiera el resultado alguno de sus estudios.
Víctor Matos