Nápoles, Italia | AFP |

Activada la cuenta atrás para celebrar su tercer Scudetto, el Nápoles apura los días en medio de las disputas entre sus hinchas ‘históricos’ y el presidente Aurelio De Laurentiis, por sus políticas, juzgadas como demasiado comerciales por los aficionados.

Con 16 puntos de ventaja sobre la Lazio (2º) a nueve jornadas del final de la Serie A, solo una tragedia impediría que el Nápoles reconquistara el Scudetto 33 años después del segundo que ganó con Diego Maradona en el campo.

– ‘Prisionero al equipo’ –

Pero el ambiente en el club se ha ido degradando debido a una contraposición de ideas entre el presidente y los hinchas “de siempre”.

Entre las quejas, el precio de los billetes y el reglamento en el estadio que impide la entrada de tambores y pancartas en las gradas.

A principios de abril la inesperada derrota 4-0 en casa ante el Milan estuvo marcada por peleas entre hinchas mientras los ultras decidieron quedarse en silencio durante el partido como señal de protesta.

Una actitud “absurda” según el técnico Luciano Spalletti, que amenazó con dimitir si estos hinchas continuaban “haciendo prisionero al equipo” en el partido de vuelta de cuartos de la Champions, el martes ante el Milan tras perder 1-0 en la ida.

Fue el último episodio del conflicto que opone a los hinchas tradicionales con De Laurentiis, que salvó al club de la ruina en 2004, llevándolo de la tercera categoría al título virtual de campeón italiano en menos de 20 años.

“Culturalmente, De Laurentiis siempre ha sido un extranjero en Nápoles. Nunca ha estado bien visto, ni por los hinchas ni por una gran parte de la ciudad”, explica Massimiliano Gallo, que dirige la web de hinchas Il Napolista.

“En Nápoles hay una especie de religión que cree que la ciudad es un Dios a la que hay que venerar, De Laurentiis abofeteó a los napolitanos tomando su bien para hacer negocios”, añade.

– ‘El juguete familiar’ –

“Este Scudetto es totalmente diferente a los ganados con Maradona. Esto ha pasado a ser más ‘milanista’, el resultado de una planificación… El club ha dado una lección de gestión a Milán y a Turín”, explica.

La filosofía capitalista de De Laurentiis le ha valido el sobrenombre del ‘proxeneta’: los hinchas levantaron la voz por los 90 euros (99 dólares) que cuesta la entrada más barata para el duelo del martes ante el Milan.

“De Laurentiis dice que quiere llevar a las familias a los partidos pero no ofrece ninguna reducción”, denuncia Emilio Coppola, un fan del Nápoles y abogado que trabaja en cuestiones relacionadas con los hinchas.

“Se podría decir que quiere seleccionar a los espectadores en función de su situación económica”, añade.

Coppola recuerda que el “clima de tensión” se remonta a 2019 cuando espectadores fueron multados por no sentarse en sus plazas asignadas.

“Somos los únicos clientes que nunca tienen razón. Llama al club ‘el juguete familiar’. Podría asemejarse a un hotel, pero el Nápoles es la pasión de sus aficionados”, continúa.

“Históricamente no es un club próspero. Si desciende a la Serie B o hace un mal campeonato, podría ser abandonado, pero si los hinchas incondicionales son apartados, el riesgo es encontrarse con una base de hinchas a los que solo les interesan los resultados”, concluye.