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22 de septiembre de 2024
Néstor Melani-Orozco
«Es deber de las autoridades del Táchira crear una Orden para rendir honor al ilustre Arquitecto».
En los recuerdos; vino esa tarde de 1996, y consigo traía los diseños de «La Flor para Hannover» la esencia originaria de los secretos naturales en los «tepuy» de Guayana, como de las lianas de los gigantes árboles, que inspiraron los «Penetrables» de Jesús Soto, o de las dos lunas del Oriente en el Delta del Orinoco, detrás del océano, para decirlo en los médanos y describir el punto exacto de las nieves de Mérida.
Así fue aquella tarde llena de sentires y de recuerdos. Era Fruto Vivas mi amigo. Quien tantas veces dijo los espacios del arte, y quizás se quedó en silencio en las connotaciones de las formas detrás de Gaudí, para irse muy lejos en la Escuela Alemana y hablarme de la importancia del arte libre en Le Corbusier en la otra Francia que había olvidado a su Juana de Arco.
Dibujó conmigo, sabiendo en mi alma que era un gigante, desde el carpintero, al alarife, desde el diseñador al inmenso arquitecto del mundo.
Allí entre ajenjos, mi casa solar y los encantos de la pertenencia de «Las Casas Sencillas» me dijo del lugar exacto de «Guacharaca» en la dichosa carretera Trasandina, entre la Pradera y Sabana Grande, allá después de La Grita -lo describió viendo a su padre, guachimán de los hierros y ollas- y de su mamá, pariéndole.
Mientras esto sucedía, en la conversación, Carmen Vittoria, mi esposa, le reclamaba: “¿Ni una flor para mí?» Y el genio de la arquitectura moderna y ecológica de América en tres trazos dibujó una mano soltando una rosa.
Lloró por las calles de La Grita viendo las pobrezas y la muerte de su tradicional arquitectura popular, heredad de Andalucía o creada de los maestros abuelos del barro. La flor de Hannover estaba en la mesa de mi casa, con sus espacios metódicos y las descripciones y cálculos. Mas con los azules ojos, eternos del ilustre maestro, el compañero de Niemeyer en la creación y planificación de la ciudad de Brasilia o el de las casas en los árboles. Del credo al rumano del artista Dimitrius Demus en su museo de Lecherías, obra de la modernidad del arquitecto. El mismo del Club Táchira de Bello Monte en Caracas. De ser el escritor, del notable académico, místico en las ideas y defensas de la ecología. En la última visita a La Grita, dijo de diseñar un mercado campesino como de almas; el pueblo y de pertenencias hermosas de la identidad.
Era Macario Sandoval alcalde del Jáuregui y lo invitó de orador en los días del aniversario de la Ciudad.
Tiempo después me invitó Don Fruto a la instalación de su «Flor de Venezuela» en Barquisimeto, venida de la Feria Mundial Alemana. Y desde sus memorias dijo de haber sido condiscípulo de Segundo Nieto, en el «Instituto Civil Jáuregui» donde el ilustre trujillano D. Mario Briceño Perozo era el director, dijo de Segundo quién hubiese sido un gran ingeniero. -lo dijo-. Y recordó la creciente de El Cobre. 1947.
Así vi a Fruto Vivas. Y entre tantas esencias su iglesia de la Unidad Vecinal de San Cristóbal, como el monumento rítmico en el Liceo Militar Jáuregui… Cuando su hijo se graduó de Bachiller.
Los años pasaron. Un día, el General Gerardo Antolínez me propuso la posibilidad que Fruto diseñara la restauración del teatro del mismo Liceo Militar, diseños valiosos. Que nunca se realizaron. Pero sí, en sus fuentes de su escuela al auditórium donde afirmó y pidió se respetara mi mural alegórico sobre la patria. Desde allí invocó los sentidos de un mundo… Hablando de las corrientes y vanguardias del arte, entre el lugar de Oaxaca-México con el muralismo, desde Julio González «Camarena» hasta Wilfredo Lam en la Habana, de decirlo de haber conocido al Che Guevara y frecuentado a Fidel, conocido a Mao Tse Tung y dicho entre fuerzas y persecuciones junto a Guayasamin en el Ecuador. Amigo de Pablo Neruda, de Gabriel García Márquez y hasta del novelista Ernest Hemingway. Compañero de ideas líricas junto a Hugo Baptista, a Vasily Kandinsky en los viajeros barcos de Ámsterdam.
De sus memorias con Aquiles Nazoa. De Andrés Eloy Blanco con sus «Angelitos Negros», de las ideas de Miguel Otero Silva y de un mundo verdadero de las culturas. Como de la herencia misma de Rómulo Gallegos.
Me lo comentó en sus realidades, de su hermano Pablo, haber fundado la primera «Radio Parlante América» en la vieja y dichosa «Atenas del Táchira». Como de la arquitectura de D. Inocentes Méndez, de casas e «Inocentadas» barrocas y de las purezas de un reloj alemán en la torre de San Juan Bosco de la otra ciudad de La Grita. En una de mis visitas a Caracas, el sabio Arquitecto me presentó a Paulina, la hija de Carlos Raúl Villanueva, el arquitecto de la Universidad Central, más muchos de sus amigos, entre escritores, pintores y maestros… Entre sus reclamos, dijo de sus diseños a los portales de su ciudad, perdidos por los indiferentes. Un día le pidió al gobierno del Táchira (1997) cuando su compañero de estudios Dr. Ricardo Méndez, de nombrar la «Casa de la Cultura de La Grita» con el nombre de mi padre: «Pepe Melani».
En mi Exposición de «Bolívar Pueblo» en Cuba, allí una noche en la casa de Eusebio Leal, el Dr. Ali Rodríguez Araque me manifestó la importancia cultural, humana y de sabiduría de Fruto Vivas, cuando diseñó la idea de un auto para los humildes. Lo vi entre su ideario, a través de los medios, como diseñó la cripta para el comandante de la Revolución Bolivariana y de la propuesta y defensa del parque nacional Juan Pablo Peñaloza, como un santuario y reservorio de las aguas del Táchira. Me enviaba maravillosos libros sobre arte, entre ellos sus críticas sobre los dolores de la destrucción de monumentos y obras.
Aún recuerdo al maestro Fruto desafiando a un rector universitario por la necesidad de mi hija María Teresa quien aspiraba estudiar Arquitectura y las burocracias herían a los estudiantes.
Escribió una hermosa reflexión sobre Luis Zambrano, el inventor de las máquinas y motores en Bailadores, diciendo cuán grande visitar aquel taller: «Era como estar en las ceremonias de Leonardo da Vinci» del saber que un hijo del llano de nuestra patria fue el primer inventor de la electricidad en el mundo y no el italiano Volta.
En el 2019 me confirieron un doctorado en Arte, y lo invité al acto académico en la Casa del Artista en Los Caobos, Caracas. Allí en pleno acto académico, en el momento de conferírseme el doctorado, Fruto Vivas se puso de pie entre el público y pidió al Rector de la Universidad Simón Rodríguez le concediera colocarme la medalla. Entonces entre palabras inmensas D. Fruto me dijo tantos sentimientos… estando presente su compañera, Dra. Soraya Suárez. Como mi madrina de grado la Dra. Mitsy Bosnia Moncada y mi bella hija, Dra. Carmencita Melani García. Fue muy sagrado de aquella amistad con el continental arquitecto. El amigo de quien guardaré muchos recuerdos. Hoy le he solicitado al Alcalde de La Grita, Juan Carlos Escalante Palacios, se erija un monolito en el lugar donde fue su nacimiento y se hagan manifiestos a los grandes valores de nuestra identidad. Más al Señor Dr. Freddy Bernal, gobernador del Táchira, a nuestra Dra. Charly Rojas Chávez, presidenta del Consejo Legislativo, se pueda crear una Orden con el nombre del Arquitecto de «la flor de Venezuela» y se diga algún día estar orgullosos del más notable creador de «Las Casas Sencillas» para de amor viva la Paz…. y en su memoria se defiendan a la realidad en nuestros sagrados patrimonios… ¡Con amor a la verdad!
*Artista Nacional.
*Honrado con su nombre en el Palacio de la Gobernación del Táchira. 2022. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró. 1987. Barcelona. España.
*Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. * Maestro Honorario.
*Cronista de La Grita.
*Doctor en Arte.
*Premio Nacional del Libro 2021.
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