Regional

Vecinos de Zorca y Tucapé se unen por un problema en común: el agua

8 de mayo de 2023

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Freddy Omar Durán

Continuos han sido las reuniones entre residentes de los sectores del municipio Cárdenas que comparten la común preocupación de no quedarse sin agua. Foto Freddy Omar Durán

Por este tubo alguna vez bajaban las aguas negras que hoy caen directas al cerro desde Tucapé, y se puede ver en el mismo quemaduras producto de los frecuentes incendios forestales en la zona. Foto Freddy Omar Durán

Entre Tucapé y Zorca San Isidro media un cerro, tocándole a esta comunidad ocupar la parte más inferior; pero un problema les es común a ambas comunidades: el agua, más sensible aún en estos días de una fuerte ola de calor.

Como ampliamente se denunció a través de Yo Reporto de Diario La Nación y La Nación Radio, el asunto reviste gravedad, y esto ha intensificado los contactos entre las vecindades, que han sostenido varias reuniones entre los pobladores, e incluso algunos de ellos se han puesto a la orden como mano de obra para los arreglos pertinentes.

En dichos espacios mediáticos, se mostró como el metal oxidado de ha cedido ante las fuerzas del agua a gran presión, destruyendo vías y moviendo terrenos. Una situación que cobró visos preocupantes la semana anterior cuando debió ser suspendido el servicio, pues se produjo un alarmante derramamiento, viéndose afectados al menos una población de cinco mil habitantes

“Eso bajaba el agua increíblemente por las calles. Y uno se asustó, toda la mañana y toda la noche con esa botadera”, testimonió una residente de la mencionada localidad.

Integrantes de las UBCH tanto de Tucapé como de Zorca San Isidro han coordinado soluciones a través de Hidrosuroeste, que el miércoles ya había entregado alrededor de 200 metros de manguera, sobre la cual, la mano de obra comunitaria, aportada por uno y otro lado, desde el jueves ha venido consagrándose a las reparaciones.

Las reuniones entre los vecinos de Zorca San Isidro y Tucapé han sido muchas, en la del miércoles 3 de mayo en horas de la tarde, se hicieron interesantes planteamientos en los cuales se subrayó la necesidad de que no se considera la emergencia como un simple asunto de falla de un servicio público, sino que las autoridades deben tomar en cuenta el impacto ambiental, ubicado en la trastienda de los deslizamientos de los terrenos que se arrastran consigo a las tuberías, y podrían propiciar peligrosos aludes de tierra.

Impacto ambiental que se alimenta no solo del desperdicio de agua potable, en tanto en el mismo están comprometidas las aguas negras que van a parar directamente al cerro, pues el depósito construido para recolectarlas no está en funcionamiento, y hoy es una estructura de cemento enterrada en el monte. A esto también contribuye una desaforado crecimiento urbanístico, con sus toneladas de peso sobre un terreno ya de por sí debilitado, y el poco control a actividades productivas que disponen del vital líquido.

Las perspectivas de un desastre natural no resultan exageradas: aun perviven en la memoria de los zorqueños los desastres ocasionados por los derrumbes en los alrededores de la Iglesia Inmaculada Concepción a principios del 2000, y recientemente en Zorca San Joaquín con millonarias pérdidas en viviendas.

Solidaridad vecinal

La vía más expedita para movilizarse desde Zorca San Isidro hasta Tucapé, más específicamente el sector Bellavista, es el camino de recuas que se abrió para construir el acueducto rural, y que continuamente se recorre en función del mantenimiento de tal instalación hídrica.

Alejandro Valera no se le olvida los enormes sacrificios que implicaron la colocación de esos aproximadamente 800 metros de tubería, y tampoco del compromiso que se estableció con la entonces Inos –hoy en día Hidrosuroeste- para su cuidado entre todos los miembros de la comunidad de Zorca San Isidro.

Por este motivo cuando un daño ocurre, siempre se solicita la colaboración a toda la comunidad, una gestión no exenta de mucha “ingratitud”.

“El agua que nos llegaba por San Joaquín era muy poca; entre la comunidad le pedimos permiso a la Inos, y nos pusimos a construir el acueducto por el año 1979. Si usted ve hay partes donde se ven abrazaderas: esos son puntos en los que hemos tenido que hacer reparaciones. Por este acueducto, nos agarramos con machete con la comunidad vecina, que lo querían sabotear, y tuvo que intervenir la policía –en ese entonces funcionaba una casilla policial en Zorca San Isidro- y hasta el párroco. El compromiso con Inos quedó asentado en un documento—relató.

30 años con poco mantenimiento

Como contó José Acuña residente del sector Bellavista de Tucapé, los problemas con el acueducto parten desde el mismo momento en que fue proyectado, pues ni siquiera existían para ese entonces muchas de las vías hoy existentes, y fue lanzado por debajo de muchas viviendas.

Contó que no pocas han sido las veces en que han tenido que los vecinos de Bellavista acoplar los tubos en su lugar, después de que los terrenos en deslizamientos los han desacomodado. Estas faenas de buena voluntad, al realizarse monte adentro, no están desprovistas de riesgos.

“A nosotros nos dieron una zarandeada las avispas y tuvimos que sacar desmayado a un vecino que le picaron fuertemente. También nos hemos topado con esas culebras que llaman Tragavenados”—

Pero el aporte de la comunidad de Bellavista no ha sido solo de orden “operativo”, pues se ha emprendido campañas de reforestación, y de esta manera darle contención a los terrenos, sobre las cuales, Acuña no esconde su frustración, pues no ha faltado quien intente entorpecerlas.

“Hay que sembrar por lo menos unos mil árboles, hacia Zorca San; pero la gente de allá tiene que ser garantes de que eso se conserve porque nosotros en 2007 sembramos alrededor de 1000 árboles y llegó un dueño de finca y los tumbó para sacar los horcones y arreglar su propiedad, y pusimos la denuncia en el Ministerio de Ambiente y pedían que si el consejo comunal, que si.. toda…, ¿y saben lo qué nos dijeron? que no querían meterse con el “doctor”, cuando es ilegal que se metan con un árbol que ya esté formado unos cinco metros”.

Un episodio más reciente y similar ocurrió con un sembradío en el que participaron estudiantes universitarios del Santiago Mariño, y que vieron su esfuerzo perdido por la motosierra, el charapo y la candela.

Otro acuerdo comunitario ha sido contener la expansión urbanística, algo tan o más conflictivo que lo anterior, sobre un área que da señales de preocupantes hundimientos.

“Del caño para acá nosotros no permitimos que se vendieran más, e incluso colocamos en los terrenos un letrero que decía “no apto para construir”, y aún así no sé cómo hicieron para obtener permisos municipales se alcanzó a vender dos parcelas. Aquí no se podía pastorear, por mandato de Alcaldía, ni sembrar, ni construir. señalando una gran zona de recientes viviendas- eso solo se usaba para tomates y pimentón.

Hasta los momentos se calcula que en Tucapé unas 400 casas están en real riesgo de desalojo, y parte de esto se lo adjudican a las aguas negras, que por todos los flancos fluyen con libertad, y que como esponja son absorbidas por la montaña, mientras expande desaseo a su alrededor. Se ha intentado soluciones con tuberías para tal servicio, muchas de las cuales han caído bajo el fuego de la quema indiscriminada.

El modo como reventó en diversos puntos las calles por la intensidad de la presión del agua potable, también deja dudas por resolver, pues relacionan la misma con el manejo de las llaves que controlan a través de llaves el flujo del líquido

«Aquí les soltaron las llaves a un grupo de personas; si se revienta algo van y cierran. Todo el mundo acá resultó afectado por la presión, que se modifica con una apertura gradual de las llaves, no puede venir de golpe; los lavaplatos, las pocetas, se están dañando por ese motivo. Más deberían controlar aspersores en algunos predios que permanecen día y noche trabajando”.