No importa que miles de venezolanos hayan sido estafados.

No importa cuántos de estos estafados hayan fallecido esperando la devolución de su dinero.

No importa que hayan desaparecido más de mil millones de dólares.

No importan las demandas que han sido interpuestas.

De nada sirve el sufrimiento de quienes perdieron los ahorros que confiaron al Banco Occidental de Descuento (BOD) y su presidente Víctor Vargas Irausquín.

Nada de esto parece ser suficiente para que el chavismo deje de proteger a este sujeto y al resto de los participantes en esta operación, que fue ocultada a plena vista a través de la creación de cuatro bancos en el exterior.

Está plenamente demostrado que el BOD, a través de sus agencias y ejecutivos en toda Venezuela, embaucó con premeditación y alevosía a estos ahorristas que entregaron sus dólares para ser depositados en las cuentas del Banco del Orinoco en Curazao, Allbank en Panamá, Bancamérica en República Dominicana y el BOI Bank en Antigua y Barbuda.

Lo más triste es que de los más de mil millones de dólares captados no hay un solo dólar disponible, porque todo ese dinero fue desaparecido mediante triangulaciones y compras de propiedades en el marco de una compleja madeja de acciones ilegales y empresas asociadas.

Y a pesar de todo esto, en el chavismo aún mantienen la protección a Víctor Vargas y sus socios, lo que se demuestra con la evidente denegación de justicia ante la “demanda para la protección de los intereses colectivos y difusos” que en nombre de 200 estafados fue interpuesta por los abogados Carlos Calderón y Roberto Hung, ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.

Han pasado más de seis meses de haber introducido la demanda y aún la ponente del caso y además presidenta del TSJ, Gladys Gutiérrez, no decide sobre la admisibilidad de la acción judicial, violentando lo que establece el artículo 151 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia:

… “En la misma oportunidad en que se dé cuenta de la demanda o de su corrección, el Tribunal se pronunciará sobre su admisión dentro del lapso de cinco días de despacho siguientes”.

Es de tal magnitud la complicidad, que hasta algunos opositores trataron de tapar la estafa a cambio de prebendas bastante costosas. Incluso, quienes gritaban a todo pulmón en defensa de los afectados, ahora guardan un peculiar y sospechoso silencio.

Mientras los estafados siguen en su lucha, los cabecillas y el resto de los participantes de la estafa, que lideró Víctor Vargas Irausquín, siguen llevando una vida de lujos y excentricidades en Venezuela o en cualquier lugar del mundo.

¿Cuándo habrá justicia en la mayor estafa bancaria cometida en la historia de Venezuela?

Ojalá sea muy pronto.

Verdades y rumores