Néstor Melani-Orozco
El despertar del mimo.
«Desde las farolas; la vida, y entre mariposas la sonata de un acordeón con los sonidos de un viejo saxofón llorando detrás de un rincón»… Era tan hermosa de mujer del alma que un día con los colores de Henri Matisse pintó el rostro de un niño pobre de Saint Dennis. Frente a la puerta romana, donde los panaderos cantaban sus odas de las tristezas.
Isabela Muntaner se llamó, la misma que había hecho del teatro de Albert Camus, y Jean Paul Sarte, junto a la hija de Gala, la mujer de Dalí, en «El Deseo Atrapado por la Cola», obra escrita para el teatro por Pablo Picasso. Así lo entendimos una noche en una conversación en el “Café de Flora» en el «Quar Latan» donde en su juventud fue en las noches el pintor Jesús Soto a contar con su guitarra los cantares de Suramérica, y como cosas de los viajes; el médico Emiro Avendaño nos llevó una de esas tardes hermosas de los cielos nostálgicos de la ciudad de Paris. Yo era estudiante de Arte de la «Escola d’ los Oficios de Barcelona» en el país catalán, donde Pablo Gargallo aún dictaba clases de escultura y Pere Cara enseñaba a ser grabadores, y en tiempos de gracia me iba a visitar museos por ciudades de Europa, y entre anotaciones y verdades interesantes encontré hasta de la luna las formas de los pináculos de Notre Dame a las orillas del Río Sena, en el sabor de comprender la pureza plástica y lírica de Bertha Marisot, o descubrir el «Cancan» en «Las Manmoselas» de Toulose Lautre, entre los caballos de Ghericol y la grandeza de los circos, las luces en la Torre de Gustav Eiffel y los mundos consagrados a las meditaciones humanas. Aquella noche del saber de la mujer que pintó caritas a los niños y muchos años después uno de aquellos infantes fue: Marcel Marceau.
El mimo más grande del mundo. Hubo aromas del vino. El temple del pabellón Impresionista se convirtió en leyendas místicas, pues después de August Mille se sabía del único pintor padre de la modernidad, de caminar las noches entre calles mágicas y saborear las gotas del invierno. E ir en las mañanas al «George Pompidou» para aprender de la eternidad de las vanguardias. Mientras de memorias aquella Isabela, como una lectura fantástica camina en los infinitos junto a Edit Piaf. Y las noches románticas reflejan los conciertos y la poesía se acerca hasta la pureza de los sueños en los «Campos Eliseos” para contar el punto exacto de una estrella en el cielo. Y algún día volver para entender los gestos del niño que se hizo actor y el actor sagrado que se convirtió en su verdad en los gestos inmensos del Alma de pueblos; para mostrar las lágrimas de la tierra… Con el amor a una rosa y el pétalo violeta de una mariposa volando las eternidades… ______
*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España. *Escritor. Dramaturgo. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su nombre en la Gobernación del Táchira 2022.