Porfirio Parada
Ya se acercaba el juego con Caracas, creando así que se escuchara comentarios, posibles pronósticos, y especulaciones en la calle. También comentaban y analizaban los medios nacionales. En las emisoras, de reconocidos y no tan conocidos locutores anunciaban que van a regalar varias entradas para el clásico, para participar simple, enviando un mensaje de texto, llamando, o acercándose a la misma estación radial. Hubo campañas tanto en la radio como en la cuenta oficial de las redes sociales del equipo para que la gente no faltara a la cita en Pueblo Nuevo. En las redes sociales, en los espacios de la ciudad y pueblos, los hinchas que viven en el exterior ya palpitaban el juego, actualizándose con lo que leían o revisaban desde su celular. Es una rivalidad y un ambiente que no se va a acabar.
Sobre Eduardo Saragó, la referencia que tenia de él, fue cuando quedó campeón con del Deportivo Lara en los años 2011 y 2012. Fue una noticia conocida a nivel nacional para el fútbol venezolano, un técnico joven dando la primera estrella al equipo de la ciudad de Barquisimeto. El segundo recuerdo fue con el famoso 93:10. Año 2015. Táchira le empata a Caracas en los últimos segundos, luego de un saque, o gran pase de Gerzon Chacón (para muchos ídolo indiscutible del Táchira en su historia), luego la centran, y gol de Wilker Ángel. Táchira campeón. La imagen de Saragó que salía por televisión, luego del empate, quedó en la memoria y en publicaciones por las siguientes semanas, meses y años. Incluso hubo memes y más. La foto de Wilker Ángel, agradeciendo mirando al cielo, con las manos y el cuerpo arrodillado en la grama del estadio olímpico de la UCV, quedó también en la memoria del pueblo tachirense. Ahora Saragó defiende los colores de aquí, entre varias críticas por su juego, quedando segundo en la primera vuelta del campeonato.
Llegó el día, el ambiente que se estaba viviendo era más que evidente. A primeras horas de la mañana se podía ver a personas con la camiseta amarilla y negra, banderas en algunos carros o lugares de la ciudad. Cerca de donde están las líneas de transporte público que van a Pueblo Nuevo, los aficionados ya se asomaban temprano con la radio o audífonos. Las familias, las barras, los hinchas, los amigos, los solitarios, grupos de gente de otros pueblos del estado Táchira ya estaban llegando o estaban en camino. La Avalancha Sur ya en la previa había alentado al equipo, entre canticos y luces. El clima mostraba el sol típico de un buen fin de semana. Luego de un largo tiempo, y en medio de reclamos y denuncias hacia la actual gerencia del equipo, luego de la eliminación con Estudiantes de Mérida, el gran clásico andino, en competiciones internacionales, miles de personas se veían subir en carro, bus, caminando y en cola al estadio. El estadio no se llenó como años anteriores, pero la hinchada respondió. Las ventas de camisetas y banderas en las paredes y mallas de alambre, la gente concentrándose en las licorerías cercanas al estadio, la emoción y la tradición del futbol había regresado.
Cuando salieron los dos equipos a la cancha, con sus respectivos uniformes tradicionales, y preparándose el estadio para escuchar el himno nacional, sale una gran masa de neblina amarilla por la tribuna sur, el espeso humo recorre y envuelve esa tribuna y parte de la central, pero el viento la lleva a donde están los hinchas de la tribuna principal que atentos algunos graban la escena y el momento. Toman fotos. La gente en ese momento seguía ingresando al estadio, entrando por los diferentes vomitorios, especulando afuera con las entradas, esperando a los rezagados. Empezó el juego y a los minutos se hacen notar, llegando, entre pocos hinchas, la barra de Los Demonios Rojos del Caracas a la tribuna norte. Cantan con los trapos en las manos, algunos sin franelas, se forma un cordón de seguridad. El partido queda empatado en el primer tiempo.
Empieza la segunda parte del compromiso con un ataque de Táchira, Caracas reacciona a la jugada con un contragolpe, la defensa aurinegra aparece mal parada en el campo, y Richard Celis anota el primer y único gol de la visita. El jugador emocionado por la anotación va a celebrarlo en uno de los costados de la tribuna sur, la pita no se hace esperar y la afición comienza a molestarse. Con sus manos y movimientos imita a un director de orquesta, entre la sonrisa, el sol y el festejo, mientras se acerca sus compañeros del rojo para celebrar con él, hasta que llega un jugador aurinegro, el único de los once, Yerson Ronaldo Chacón invade la celebración, la interrumpe, la reclama, pide respeto en frente de la afición, defendiendo los colores. Sí, Yerson Ronaldo Chacón con el mismo apellido del jugador que hizo el pase largo del 93:10. Ahora el hijo que defiende los mismos colores al igual que lo hizo su padre, en otro clásico y otro contexto, con otros jugadores, pero quizás con el mismo compromiso y sentido de pertenencia. Táchira perdía 1 a 0.
No fue un partido tan llamativo ni entretenido, pero sí de mucho roce, contacto, y discusiones. El partido se paró en varias ocasiones. Como suele pasar en los grandes partidos y clásicos de fútbol en diferentes partes del mundo. Táchira no se conseguía en el juego, y si se encontraba era dificultoso el proceso. Por momentos jugaban bien, buenas jugadas, pero luego se perdían en imprecisiones. Caracas atacaba y lastimaba cuando podía, el arquero y la defensa aurinegra respondían. Esli García que es la estrella del equipo en este presente, jugador que la gente le gusta ver, desequilibra, se lleva y marea a los defensores, en el primer tiempo impactó el balón en el palo de la arquería contraria en dos oportunidades, uno de ellos en la ejecución de un tiro libre. Salió en el segundo tiempo con aplausos, algunos de pie, con el respaldo de la afición tachirense.
Y bueno como existen revanchas en la vida real, también en el juego, incluso en el mismo partido, sin esperar próximas fechas. Ya el juego estaba por concluir, la gente en las gradas estaba ansiosa, mucha gente estaba molesta, y otros callados que no opinaban, deseando que llegara el empate para no salir derrotados por Caracas. Se sentía alguna tensión. Los más críticos, independientemente del resultado, verán al técnico Eduardo Saragó como el gran responsable del rendimiento del equipo que se reflejaba en el pobre marcador. Otros seguirán señalando a la directiva, y otros reclaman que algunos jugadores no sudan la camiseta. La crisis que se puede vivir como venezolanos, adentro y afuera del país, y que al fútbol afecta. Eso también será una constante aquí; la exigencia, el querer siempre ganar, el jugar buen fútbol.
En las últimas jugadas del partido, hay un tiro de esquina para Táchira. La centran y aparece nuevamente el salvador “Teto” Hernández, llega al segundo palo y con el pie oportuno y firme anota el gol al arquero del Caracas. La barra de Los Demonios Rojos que estaban alentando en ese momento, sintiéndose ya victoriosos, dejaron de saltar y varios quedaron en silencio. Al unísono Pueblo Nuevo grita el gol con euforia, se ve la gente contenta celebrando el empate, y así como Celis fue a celebrar su gol en la tribuna aurinegra, el “Teto” Hernández hizo lo propio en frente del banquillo visitante, genialmente se tira en forma de “avioncito” para molestias de los suplentes que salen, y le reclaman al jugador y se forcejean con otros que van llegando, dura varios minutos la trifulca, mientras la gente en las gradas seguía cantando y celebrando. Terminó el juego con el marcador empatado. Se veía a diferentes hinchas aurinegros caminar por las principales avenidas de la ciudad, mientras la noche se posiciona. Los buses saliendo a los pueblos con la barra cantando. Concluyendo otro clásico para el lunes suelten fuegos o buenas reflexiones por la radio. El clásico que muchos lo llaman moderno, pero clásico al fin.
*Lic. Comunicación Social
*Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio
*Locutor de La Nación Radio.