Jóvenes tachirenses y de la ciudad de Puerto Ordaz fueron víctimas de la creciente de la quebrada La Molina, mientras estaban de paseo en el municipio Lobatera lo que ocasionó el deceso de parte de los visitantes
Por: Juan José Contreras Cárdenas
Con asombro habitantes del pueblo de Lobatera, miraban la creciente de la quebrada La Molina, una fuerza como no se veía en muchos años. Esa tarde del viernes 23 de septiembre, la brisa atenuada de lo que momentos antes había sido lluvia se combinaba con el prolongado corte de electricidad. Los que observaban la fuerza de la naturaleza no se imaginaban que esa poderosa corriente de agua había marcado la tragedia en su municipio: más arriba del casco urbano, en el campo, el turbio caudal había propiciado desaparición y muerte.
La aldea Potrero de Las Casas del municipio Lobatera fue la locación escogida para un paseo por parte de jóvenes miembros de la congregación de la iglesia Metodista El Maestro del estado Táchira. Los 21 feligreses andinos recibieron a sus pares de Puerto Ordaz, habían viajado 11 personas desde el estado Bolívar. Ese viernes 23 de septiembre, el club Potrerito se llenó con la algarabía de los visitantes, una parte de ellos salió esa tarde a los alrededores para disfrutar de las bondades del campo, respirar el aire puro, observar la naturaleza, ver el río.
Al momento de bajar la creciente de la quebrada La Molina a la altura de Potrero de Las Casas, los 26 jóvenes que habían salido a caminar fueron tomados por sorpresa, el caudal había aumentado considerablemente, haciendo que los que estaban en la otra orilla no pudiesen cruzar, se desató la alarma. El tiempo transcurrió, algunos intentaron buscar otro camino de retorno, lo que hizo que se alejaran por la montaña. Dispersos, la incertidumbre por poder retornar coexistía con el temor de que algunos de sus compañeros hubieran sido afectados de otra manera por la fuerza del agua.
La alerta había sido dada. Miembros de Protección Civil Táchira, así como de las localidades de Lobatera y Michelena emprendieron la búsqueda de las personas que habían sido reportadas extraviadas, ayudaron funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana y de la Policía Nacional Bolivariana. La noche no impidió que poco a poco se rescatara a los jóvenes. Asustados, cubiertos de lodo, se pusieron a salvo. Los que presentaron síntomas de hipotermia recibieron la atención oportuna y se estabilizaron.
La lluvia se hacía presente nuevamente, y por momentos su intensidad crecía como la angustia, ya no de los que estaban en el sitio, sino de toda una sociedad, que seguía expectante por las redes sociales los detalles que los medios de comunicación podían confirmar y reportar sobre ese hecho en el campo lobaterense.
Llegó el día
Salió el sol. Con el amanecer del sábado se confirmaba el número de personas rescatadas, 17, Protección Civil Táchira lo difundió formalmente. El 24 de septiembre es supremamente importante para los lobaterenses, pues es el día de la Virgen de Las Mercedes, patrona de sus ferias y fiestas que este 2022 arribaron a 428 años de historia, son las más antiguas de Venezuela, pero ese día la atención de momento estaba en la búsqueda de los extraviados, y antes de que el sol volviera a ocultarse, la tragedia ya habría salido a la luz.
Luego de un primer reporte oficial por parte de las autoridades policiales, el gobernador del estado Táchira Freddy Bernal, en compañía de la alcaldesa de Lobatera Natalia Chacón y de un quipo multidisciplinario, le habló desde ese municipio a la colectividad por medio de un vídeo en el que confirmaba el hallazgo de algunos cuerpos sin vida de las personas que no habían aparecido más temprano, y que seguiría la búsqueda hasta que dieran con los que faltaban.
Vino el domingo, y la búsqueda contó con todos los actores que desde el viernes emprendieron la causa, pero esta vez fueron más 60 funcionarios. Se sumó el Instituto Autónomo Municipal Cuerpo de Bomberos de San Juan de Colón, municipio Ayacucho, así como sociedad civil. Se contó con siete vehículos, seis motos, dos drones. Voluntades humanas y recursos técnicos, para la logística de hallar a las personas aún no encontradas, y de una u otra manera traer paz a sus familiares.
Se suele decir que Dios obra de maneras misteriosas, la vida en sí misma a veces está enmarcada en misterio, y en definitiva la muerte aún más. Jóvenes, empezando a vivir en instantes se despidieron de este plano, ellos fueron al paseo por su fe para honrar a Dios, y él los bendecirá, y también a los suyos ante esta tragedia. Hoy el caudal de la quebrada La Molina ya no corre con fuerza, el agua ya se ha calmado, y se espera que de igual manera la paz alguna vez pueda llegar a los corazones de los familiares y amigos de los jóvenes que partieron tempranamente.
Víctimas fatales
Las personas que perdieron la vida fueron los tachirenses: Elian David Navas, de 25 años de edad y Leonela Carrillo de Navas, de 21 años, eran esposos. Leydi Suárez de 19 años de edad y Eliany Pineda de 15 años. Los hermanos Karina Franchesca Grizales Nieto de 12 años y Frayer Grizales Nieto de 17 años. De Puerto Ordaz: Valentina Ruiz de 15 años de edad y Víctor Ramírez de 27 años. Siguen desaparecidos los tachirenses Anny Monsalve de 21 años; y John Jáuregui de 23 años.
(Saldo hasta el momento de cierre de la edición impresa del Diario La Nación).