Néstor Melani-Orozco *
Volver al Ateneo del Táchira, fue volver, porque hace más de 70 años Isaura, Doña Josefa Melani Pieruzzini de Olivares. Mi tía abuela, remitía una oratoria a la Sociedad Salón de Lectura de San Cristóbal, y Pedro Romero Garrido invocaba los aromas poéticos de La Grita. Lo entendí muy desde mis viajes, de aquella Barcelona catalana hasta Madrid, en los encantos de saber de García Lorca, como de Alberti y encontrar a Guernica de Picasso entre los gritos de América. Viajar para percibir en las escrituras la pureza de los colores.
Más allá de todas las hermandades cuanto de Manuel Felipe Rugeles recitaba junto a Teodoro Gutiérrez Calderón, mi padrino de bautizo, y «La Mujer de las manos Cortadas» se escribía entre mis dibujos de la infancia, cuando Carlos Orozco -Carreto- hacía del cuatro, el sonido de una bandola, y muy del tiempo Antonio Mora me decía de leer mis textos a la manera como lo hacía Plinio Apuleño, el eterno amigo de Gabriel García Márquez, entre una copa de vino, y mi padre Pepe Melani llorando las ingratitudes, viendo borrar la cúpula de la iglesia matriz, esta que hizo venir a Tito Salas a aquel pueblo viejo.
Desde la nota mayor en la clave de sol de la guitarra de Manuel Osorio Velasco. Porque la Feria Internacional del libro. FILVEN 2023 rinde mi nombre a la idea sagrada de las editoriales, a nuestros escritores a la voz de los sentidos de la poesía y el sueño de tantos creadores. A los libreros. Aquellos narradores de leyendas y de místicos templos de barro; la gran obra de los hacedores de las letras, en la tierra donde Bolívar escribió su juramento de libertad, ante el barroco crucifijo de nuestra ciudad de La Grita.
Y como una carta infinita; para atreverme a dibujar la luna y saber entender el río rojo del Torbes donde en un pueblo de esmeraldas vive la virgen hispana y de hacer un punto en el azul profundo del páramo del Tamá donde los dioses de la india Quirimarí esperan en las eternidades buriladas en las piedras y de los viajeros volver a La Ermita para escuchar las frases de Vargas Vila. En su «Aura de las Violetas». Porque muy de flores el añil en Pablo Mora estará en las edades. Y «La Paz de los Oficios» describirá las memorias en Ernesto Román Orozco. Para decirlo en una noche de versos y abrir la bandera de Gustavo Gari Altuve, en los códigos de Pascual Mora, más en los versos de Luis José Oropeza, desde la memoria hasta la campana oculta afirmada en las letras de la otra filosofía, reservando los misterios en los libros, cuando Eli Caicedo ha hecho la interesante manifestación, y Pepe Camargo los actos de una lógica social literaria, donde Anderson Jaimes, antropólogo, se convierte en una peregrinación por pueblos y lugares de la oralidad. Y Adolfo Segundo Medina en el mayor narrador desde la pureza del cuento. Como de la catedral en Manuel Rojas y del reclamo: las voces en Orlando Cárdenas. Para recordar a Silvestre García e ir a la casa de Villa Julia a entender los verbos de Ramón Elías Camacho. Entre el valor de Macario Sandoval hablando con el pueblo con su breviario de «Impacto» y Hugo Colmenares viajando con los niños en sus relatos mágicos. Para escuchar en una cantina a la orilla de un rincón entre un saxofón a José Laurencio Zambrano cantando los versos de América del dolor de Víctor Jara. Y desde el maestro José Escalante, haciendo un testimonio a la entrega de la Escuela de la Poesía donde está el viejo amigo: Juan Calzadilla, hablando de Samaniego. Y del canto, la ciudad del Villaquirán en lo perpetuo y elocuente de Luis Hernández entre la heredad del viento y la sal de los aromas descritos en cada sentimiento; desde sus crónicas y la bibliografía sagrada, de un Táchira de mil escritores. De nuestras vidas hasta las hojas al viento con savia de los árboles gigantes y por fin la semilla de un padre nuestro. Para aprendernos de Félix Roque el por qué María del Carmen Ramírez de Briceño es la heroína para de honor llevarla al Panteón Nacional. Más ahora por las hermosas mujeres de la poesía. Y donde aún lleva su boina negra el viejo Pedro Pablo Paredes entre el destilar de las letras, para oír en Freddy Araque los testimonios poéticos y llorar con Morelani por el pintor y poeta: Agustín Guerrero, aquel que dijo con sus colores el recuerdo convertido en letras hermosas. Vi en este momento a Omar Mezza y en el alma de los libros y de ellos; los peregrinos, hablé y agradecí a Isley Carrero, directora del Gabinete Cultural. A Salvador Muntaner por sus bondades de humano artista. A Pedro Fressel, director de Cultura del estado, y al poeta Alexander García, hacedor de un manifiesto cultural, y del alcalde Silfredo Zambrano de San Cristóbal. A Edgar Belandria, siempre defensor del Salón de Lectura. A Carlos Tovar y a Ana Bertha Lopez. A las voluntades de Omaira Labrador y Freddy Durán, de un Víctor Matos permitiéndome hace 45 años escribir en su periódico. Como del pueblo, al ministro Ernesto Villegas, al Dr. Tareck William Saab. Fiscal General de la Nación, poeta eterno. A mi amigo poeta y ministro: Freddy Nañez y de lealtad a nuestro gobernador, camarada: Dr. Freddy Bernal. Quien de verdad ha comprendido los espacios de la Cultura. Porque esta Feria Internacional del libro con mi nombre es y será pintar las violetas y reabrir las páginas de mi libro: «El Militante Rojo» mostrando la idea de mis Crónicas, del manifiesto del teatro, de la historia y de ser tachirenses, en las páginas de La Nación. De los Andes y hasta en Diario Católico. Y de la Vanguardia del país catalán. Donde están los historiadores, viven los pintores, habla la poesía y con dolor intentamos en medio siglo defender los patrimonios. Hablar con las pertenencias de nuestros ancestros y escribir en las verdades las imágenes que se guardaron en los siglos. Cuando desde una noche en biblioteca nació «Mamatoco» y fui testigo del camino cineasta de Óscar Duque. Como del alma: las venideras existencias. Con mi agradecimiento a quiénes meditaron sobre mi nombre para mañana; jueves 6 de julio 2023, abrir de amor y las esperanzas en «La Feria Internacional del libro». Entonces desde el Quijote, con Rafael Guerrero entre sonetos me he ido más allá del viento; entre dibujos para idealizar la palabra, describir nuestros interesantes valores andinos, venezolanos y las voces latinoamericanas para alentarlo en cada libro con los estantes de la solemnidad y la realidad de la ilustración…
*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Maestro Honorario. *Cronista de La Grita. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su Honor en la Gobernación del Táchira.