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Inicio/Regional/Emprende libro de Carlos Molina un viaje visual por San Cristóbal

Regional
Emprende libro de Carlos Molina un viaje visual por San Cristóbal

lunes 10 julio, 2023

 

Reconstruir San Cristóbal a partir de sus imágenes en una comparación de un antes y un ahora, en una recuperación afectiva y efectiva de una ciudad, es uno de los propósitos de Carlos Molina, a través de su libro “San Cristóbal, Tres Siglos en Fotos”.

Freddy Omar Durán

Desde un poco más allá del medio siglo, este personaje reconocido por su legado al cine y la televisión regionales ha tenido un especial acercamiento a San Cristóbal desde el lente de su cámara, aunque fue hace poco menos de una década que tomo la decisión de desarrollar su libro.

Para ello se sustentó en los importantes historiadores que han fungido de cronistas, como J. J. Villamizar Molina, Luis Hernández Contreras, Rafael María Rosales, Aurelio Ferrero Tamayo, Ramón J. Velázquez, Anselmo Amado, entre otros.

“Cuando estaba en mis épocas de vacaciones de la universidad, cuando venía de Caracas, yo filmaba y sacaba fotos de San Cristóbal o Capacho. Una vez ingresé a la que fue la casa de Eustoquio Gómez, y todavía estaba con vida quien fue su chofer guardaespaldas. Ya yo comenzaba a sacar fotos de la catedral, de la cuadrícula histórica. En ese momento tenía una cámara de súper 8 y una Canon. Cuando yo me subo en la cesta de un camión de Cadela –ahora Corpoelec-, era para subir al fronstipicio del Edificio Nacional y filmar los altos relieves”.

A través de su investigación, Molina se da cuenta entre otras cosas, que los nombres de las calles han cambiado, primero como asignación, dada por los mismos pobladores de la comarca, y luego por decisiones de las autoridades municipales de aquel entonces, en homenaje a patriotas independentistas y fechas fundamentales de la historia venezolana.

“Usted lee a Aurelio Ferrero Tamayo y se da cuenta que las calles tenían nombres y eran los que le ponían los vecinos, por ejemplo, la esquina donde vivía la señora Ortiz, y cosas así. A medida que la ciudad va creciendo, y llega 1933 y al agrimensor Domingo Martínez Ayala le dan el mandato de hacerle un plano a la ciudad, y proporcionar la topografía real de la ciudad con sus nombres, se van asignando a vías de la ciudad muchos de los nombres con los cuales se conocen. Mucho de eso aparece en El Álbum del Táchira, financiado por los Gómez. A 90 años de la aparición de ese libro, presento mi libro”.

Comprobando de manera visual el hecho de que la ciudad está en permanente transformación, lo motivó el convencimiento que su aporte será revisado por las generaciones futuras.

“¿Qué estoy haciendo con mi libro? ¿Por qué lo hago? Porque me estoy imaginando que dentro de 30 años vendrán los investigadores a ver cómo era ahora”.

Su libro se nutrió con sus propias instantáneas y otras facilitadas por el Museo del Táchira, Concejo Municipal, y otras fotos de Luis Hernández y Ramón J. Velázquez.

En un principio, todo se trataba de un documento que reposaba en la memoria de un computador, hasta que un hijo suyo lo descubrió y vio la posibilidad de conseguir financiación para un volumen que se destaca por su bella factura.

“Cuando yo hago el libro, lo hago digitalmente, y mi hijo, que está en Aruba, un día me dijo: “¿Usted va a dejar ese libro en digital? Sería bueno llevarlo al impreso, para tocarlo y sentirlo, además que se ve muy bonito. Vamos a buscar cómo materializarlo”. Él con otros amigos se puso a buscar la plata, y yo también lo hice. Se habló con Sigrid Márquez y con ella tuve 3 o 4 meses trabajando para el diseño, y luego cuando estaba diagramado, hablamos con Omar Uribe, quien tiene una imprenta en Ureña, muy famoso porque ha editado libros para niños”, narró.

Para Molina, mucho se ha escrito de San Cristóbal, y se ha llevado a diversos formatos; entre ellos, por supuesto, el texto literario, pero muy pocos apoyados por el testimonio visual.

“Yo tuve una inquietud cuando vi toda la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses ¿Por qué muchos de estos libros no tienen fotos, casi el 90 por ciento de ellos? Aquí lo que se hace es mostrarle a la gente cómo era esa esquina, esa plaza, el ayer en comparación con el ahora. Incluso tiene un implícito sentido crítico, solo con apuntar la cámara a ese sitio, a los alrededores de la plaza Juan Maldonado, o las fachadas de casas que aún hoy en día se mantienen, pero que en vez de estar pintadas, arregladas, están en total descuido”.

Leyendas, como aquellas que rememoran el paso del Libertador Simón Bolívar, quien en el Táchira permaneció como seis meses, o el pasado mágico religioso de sectores como La Ermita, se recrean mejor en la mente del lector, cuando éste puede ubicarlas visualmente in situ o en imagen.

“Yo sentía un primer impacto cuando yo ponía el lente sobre una esquina que no solo estaba ocupando un espacio físico, sino que pudo ser testigo de la estadía del Libertador en San Cristóbal, teniendo en cuenta que los testimonios al respecto eran muy escasos, y ni siquiera existía una cámara fotográfica, o un grabador”.

Con su libro, Carlos Molina busca una síntesis de todas las fuentes y versiones que existen sobre San Cristóbal, y de alguna manera resolver contradicciones, o datos vagos.

“Yo por ejemplo digo con una comparación fotográfica así era para la generación de los años treinta y aun para la generación de finales del siglo XIX el Mercado Cubierto; y ahora qué es, ahora es la pileta del Centro Cívico, y además, en esa imagen del pasado podemos contemplar la gran cantidad de compradores que allí acudían”.

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