El peligro en Zorca Providencia de que La Zorquera obligue el desalojo de viviendas es real. Y si bien es cierto que luchar con la naturaleza cuando la misma está en su máxima
Freddy Omar Durán
La quebrada La Zorquera sigue su peligroso aproximamiento a las viviendas de Zorca Providencia. Los vecinos del lugar solo ven como solución empujarla a su antiguo cauce, unos cientos de metros al pie del cerro, con ayuda de la maquinaria adecuada que puedan proporcionar los organismos oficiales.
Desde el año 2020, cuando se presentó la demoledora vaguada del mes de octubre, los vecinos han permanecido en alerta constante, recibiendo varios sustos. Uno de los más recientes fue responsable de la destrucción del Salón del Reino de Los Testigos de Jehová, en actividad durante más de 24 años, y en el que se reunían las congregaciones de Zorca y El Valle.
Fuentes oficiales en el Táchira de la organización cristiana relatan que el recinto se hallaba inhabilitado de tiempo atrás cuando perdió una de sus paredes perimetrales, y entre el programa de enseñanza bíblica, el discurso público y el estudio de una de sus publicaciones de fama internacional, se atendían alrededor de 400 personas.
—Nuestra labor es de enseñanza bíblica gratuita, y nuestro interés ha sido de que los vecinos del sector se beneficien del conocimiento bíblico. La labor que hacemos los Testigos de Jehová es voluntaria. Ya tenemos otra sede donde nos reunimos, en el sector El Llanito, y no hemos hecho ningún tipo de petición en particular para la recuperación del lugar— aseveró un vocero de prensa de la comunidad religiosa.
Vecino al salón de estudios bíblicos, está la vivienda en la que habita Ildomar Rodríguez, en la calle Táchira, a quien también le ha tocado atender a los distintos medios de comunicación que se han acercado a la zona por las denuncias de Zorca Providencia. Una buena parte de las bases de la vivienda, de dos metros y con un sólido relleno, se encuentran desnudas, y las visitas del cauce a la misma no han sido contadas.
Narró que, conocedores de la fuerza de la vertiente, se dispusieron en estos días de lluvias intensas, entre los vecinos, con pesadas piedras, a levantar un muro toda la mañana y parte de la tarde. Del mismo poco quedó en pie, pero al menos amortiguaron un daño peor.
Tal vez unos quinientos metros más allá estaba el cerro a cuyos pies corría La Zorquera. Producto de los derrumbes de la elevación, el cauce, supuestamente ocasionado por los procesos urbanísticos del sector El Valle de Capacho Nuevo, ha sido empujado, arrimándolo peligrosamente alrededor de unas treinta casas. Se ha intentado, dentro de la isla que quedó entre el cerro y donde ahora está la quebrada, redireccionarla sin resultados positivos, por lo que los vecinos de la localidad piden un trabajo más intensivo y extensivo de la maquinaria pesada.
—Se debe trabajar a pie de peña para desviar las aguas por allá, y cerrar la curva que hizo la misma quebrada con el mismo relleno sedimentado por estos lados. Hace como 4 años teníamos la quebrada a 148 metros; ahora, a menos de 45 metros. A nosotros nos mandaron a limpiar las alcantarillas de la parte alta. Nosotros lo que queremos es la máquina, como se lo hemos insistido a los representantes de la Alcaldía y la Gobernación con los que hablamos. Ellos solo han ofrecido la limpieza del parque de la medicatura de Zorca Providencia. Después de la vaguada metieron máquina pero hasta un tramo, y con la ayuda de los vecinos conseguimos otra pero se hizo muy poco— acotó Rodríguez.
Turno catastrófico
Por todos lados el agua ingresa en la vivienda de la familia Maldonado, pues no solo las goteras abundan por el techo de zinc, sino que la quebrada La Zorquera los amenaza desde la parte posterior, y también por la entrada cuando ha tomado la carretera que los conduce a El Mirador.
En la pared que da al patio aparece una marca pintada por la vaguada del año 2020: la parte más baja de la vivienda se convirtió en un depósito de agua estancada. No descartan que esto vuelva a ocurrir, o quizá peor, pues en una no deseada futura incursión, puede terminar lo que con tanto esfuerzo levantó. En un invierno que apenas comienza se pueden complicar las cosas en un hogar donde habita un paciente oncológico de la tercera edad, y sus sospechas no son infundadas, pues en menos de una semana ha tenido un avance de acercamiento de 10 metros, siendo los linderos de la propiedad un pequeño barranco en peligro de colapsar, donde un lechoso de milagro se mantiene en pie.
Si bien la vivienda de los Maldonado requiere consolidarse con ayudas en materiales de construcción, un gasto que sus limitados ingresos no posibilitan, antes que nada consideran que la máquina es la prioridad, pues de nada valen unas cuantas refacciones que un peligro mayor puede echar a perder. Allí en su mayoría viven mujeres junto a varios menores de edad, quienes sienten mucho respeto por el padre de familia, Félix Maldonado, que se sacrificó para lograr ese inmueble, permitiéndoles una vida digna.
Con vender uno que otros víveres, sobreviven; lo que a duras penas compensa el hecho de no contar las cabezas de familia con un trabajo estable. Un nudo en la garganta les atora las palabras sobre su situación:
“Para la próxima crecida, la primera casa que se lleva es la nuestra. Mi papito trabajó toda la vida para dejarnos esta casa, y mi papá antes de morirse dijo ‘aquí les dejo su vivienda para que nadie los humille’. Nunca se olvidarán esas palabras ¿Y ahora la quebrada nos la va a llevar? ¿Y a dónde nos vamos a ir con esta situación, si somos pobres…?”