Frontera
Mujeres de frontera: «Llevo 52 años vendiendo morcillas en San Antonio»
13 de septiembre de 2023
Con este oficio, sacó adelante a seis hijos y compró su vivienda en El Palotal
Jonathan Maldonado
Carmen Dolores Prieto tiene más de cinco décadas preparando y vendiendo morcillas para el deleite de los ciudadanos de frontera. Exactamente, suma 52 años con un oficio que le ha permitido sostener a su familia.
En el municipio fronterizo Bolívar, todos la conocen como «la señora de las morcillas». Por más 10 lustros, su punto de venta fue la esquina de la calle 5 con carrera 7, en el otrora negocio de la Rex, en pleno casco central de la ciudad.
Hace seis meses, aproximadamente, decidió cambiar de punto, ya que donde solía vender, como muchos espacios de la zona, ha estado marcado por la soledad que confiere el cierre de la mayoría de los comercios.
«En esta esquina, frente a la plaza Miranda, llevo poco, seis meses», enfatizó quien logró sacar a su media docena de hijos y comprar su casa en la parroquia El Palotal, gracias a la venta de este producto.
«Antes, cuando San Antonio del Táchira era lo que era — pujante –, teníamos tres puntos: uno lo manejaba mi esposo, otro mi hija y el otro yo. Ahora solo me quedé con este», soltó mientras lamentaba que dos de sus hijos hayan migrado.
La migración ha tocado a la mayoría de las familias de la zona. «Es triste, bravo, pero no hay de otra», prosiguió la ciudadana de nacionalidad colombiana. «Acá, a este municipio, llegué de niña. Tengo muchos años viviendo en Venezuela», acotó.
El sazón es para Carmen Dolores el secreto de su éxito. Dentro de la olla no solo hay morcillas, también ofrece chorizo, corazón, oreja de cerdo, papada, lengua, bofe, pero lo que «más suele pedir la gente es la morcilla».
Los precios varían desde 3.000 y hasta 7.000 pesos. «También tenemos la famosa aguapanela. Acá, la consiguen natural, nada de productos artificiales», manifestó quien llega a las 4:00 p.m. y se va retirando cerca de las 8:00 p.m.
«En estos momentos, me ayuda un hijo a la preparación de las morcillas. Cuando él no puede, las hago yo sola», puntualizó quien dedica todas las mañanas a la preparación de una comida que la gente disfruta enormemente. No se afana por sumar clientes, es un terreno ganado por los años que lleva inmersa en el oficio.
Carmen Dolores Prieto invita a practicar la paciencia en tiempos tan difíciles como los que atraviesa actualmente Venezuela.