Néstor Melani-Orozco *
Aún veo las torres del Centro Comercial Chacaíto de aquel estado Miranda de una Caracas perdida en los aromas de la Venezuela viviendo del Petróleo. Era 1967, y de ir cada sábado al piso 3 de una de aquellas torres, donde vivía Ana Mireya Olivares de Baptista, la grítense hija de la poetisa Isaura, doña Josefa Melani de Olivares. Quién me permitía pintar con sus colores y me narraba hermosas historias. Prima hermana de mi padre: Pepe Melani. Vivía yo, con mi tía Genoveva en la barriada de Cotiza y allí Baldomerito Ramírez, quien hacía la labor de yesero, me apoyaba para asistir de oyente en la Escuela de Bellas Artes «Cristóbal Rojas» donde era director Mateo Manaure. Entonces entre sábados de museos íbamos tal cual vez, cuando se podía, a visitar a la «Abuelita Pintora» como la llamó Adriano González León. Un día de aquellos sábados ella me mostró un precioso abanico con flores pintadas y una mariposa. Me dijo: «Desde tantos recuerdos esta reliquia que decoró a su esposa Arturo Michelena».
Era impresionante contemplar aquel instrumento de las gitanas; decorado por el pintor del neoclasicismo francés y de las alegorías venezolanas. Contemplar el Abanico, en las pequeñas y hermosas manos de Ana Mireya. Mi ilusión de saber se afirmaba desde los violetas y rosas del abanico y el transparente vuelo de una azul mariposa. Le pregunté el porqué lo tenía en sus reliquias y me describió de habérselo regalado Doña Lastenia Tello de Michelena, cuando vivía en la calle Vargas de La Pastora y visitaba a la anciana viuda del pintor. Ella se lo obsequió por la inmensa amistad y su compañía de admiración por el legado del maestro autor del «Niño Enfermo» o de «Pentesilea». En las soledades y penas en el «Museo de La Pastora”. Los años se fueron, Doña Ana Mireya falleció a mediados de 1981. Muy después les pregunté a sus hijos sobre el «Precioso Abanico pintado por Arturo Michelena» y nadie dijo nada.
Solo Pancho Baptista, uno de sus hijos, recordó y se preocupó por el maravilloso tesoro del arte. Mucho tiempo después se lo narré a su nieto, el maestro Raúl Sánchez y entre valores se lo describí a nuestra Dra. Ana Ramona Montoya de Moreno, una mañana en su Museo religioso, dedicado al Santo Cristo de La Grita. Hablé con el sentimiento; de mis pasos de adolescente; mientras anoche entre mis archivos encontré un catálogo de la exposición de Ana Mireya en la «Galería Capriles» de la Plaza Venezuela. Volaron hojas del tiempo y entre las eternidades está maravillosa historia del «Abanico de la mujer de Michelena». 48 años después crucé por Chacaíto y ahora los edificios se volvieron muy viejos. Solo vuela la mariposa azul del dichoso abanico.
Memoricé en mis reminiscencias aquellas frases que me leía la hermosa hija de Isaura…»Hay penas que en la vida quitan, son aquellas que por fuera aparentan no ser nada, y dentro del alma gritan»… Frases de un libro de «Los Sueños de Luciano Pulgar». Mientras una gota de invierno pareció borrar los recuerdos.
*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su nombre en la Gobernación del Táchira 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 le dio su nombre a su labor de escritor y dramaturgo.