Sigo con mis héroes pedagógicos del Táchira. Esta vez me encuentro con un camino que me lleva a todos los caminos, hablo de la sabiduría y de la bondad, y tiene nombre: GUIOMAR CAMINOS, ilustre profesor de la Universidad de los Andes, académico cabal, egresado de la primera promoción de Geógrafos de dicha universidad, escritor de amena prosa, y hasta se asomó al mundo gramatical cuando publicó un breve glosario de términos tachirenses: “Le gustaba desempolvar sus viejas gramáticas porque eso le recordaba suavemente su mortalidad”, para decirlo con palabras de Melville. Creíste, Guiomar, en la libertad y en la esperanza, creíste en el alma del Táchira que empieza, que lucha, que sueña, que muere; creíste en la nueva epifanía del cantar de los gallos. Tu malherida Villa fue tu camino de amores donde encontraste felicidad y eternidad. No fuiste un corazón solitario. Padre ejemplar y abuelo mejor todavía. Fuiste un devoto de Rousseau que cantó los parabienes de la Geografía, y tu verbo resonó, y aún resuena, en las aulas y pasillos de las universidades que escucharon tus sabias lecciones. Fuiste una cabeza pensante. Enseñó probidad, respetó la inteligencia, detestó la banalidad y la deslealtad, enseñó alegría y la igualdad del humor, no transigió con la ingratitud, la envidia ni la alegría por el mal ajeno; enseñó lo sublime con la música de la que fue un apasionado. Guiomar fue un educador por los cuatro costados.
¡Corazones del Táchira llorad, Guiomar Caminos ha muerto, símbolo de la bondad y la sabiduría!
Temístocles Salazar