Leonor Peña
I
La conciencia de los panaderos tachirenses a favor de nuestro pan como heredad, ha sido fundamental para conservar con respeto, fórmulas ancestrales, especialmente los tradicionales fermentos propios de cada panadería, llamados Talvinas.
Gracias a los panaderos del Táchira, por ser custodios de técnicas culinarias artesanales y al tiempo ser vanguardia para equilibrar la innovación renovadora.
Gracias por renacer cada día como tachirenses nacidos en todos los espacios de nuestra geografía regional, en otras provincias y en otros continentes, para estar a la hora de hornear como un mismo pueblo nuestro pan que es crisol de culturas.
Y sobre todo gracias por ejercer el trascendente oficio panadero con la estricta disciplina que rige religiosamente su trabajo diario. Gracias por esa persistencia, por su gran aporte al Táchira. Ustedes son el verdadero secreto del porqué tenemos como mayor emblema alimentario a nuestro pan, justamente declarado patrimonio cultural gastronómico del Táchira
Mi saludo de respeto a los panaderos del Táchira
II
Al estudiar la historia del pan tachirense como símbolo gastronómico, es preciso comenzar por el primer tiempo de la Colonia española que trajo el trigo y la creación de la Talvina, ese fermento a base de panela que es el ingrediente que signa fundamentalmente nuestra cultura panadera, con perfiles únicos que definen nuestro pan en aroma, color y sabor, desde el más sencillo hasta los más elaborados panes del Táchira.
A San Cristóbal llega el trigo en el año 1561 con los fundadores, comandados por el capitán Juan Maldonado, enviado por el Cabildo de la Provincia de Pamplona, desde el Nuevo Reino de Granada, parte del imperio ibero.
En esos tiempos, la provincia de Pamplona incluía a Mérida, Zulia y Táchira.
Al fundar San Cristóbal como una villa de paso, condición que mantiene la región hasta bien avanzados los tiempos republicanos, hace de ella un crisol de culturas. Este “cruce de caminos” otorgó a la ciudad una condición especial por ser la encrucijada para la salida al mar a través del lago de Maracaibo y, posteriormente, asentamiento de importantes empresas alemanas que se dedicaron a comerciar con café y cacao.
III
Pan tachirense desde tierras andinas
La ubicación geográfica los mantuvo casi aislados del resto del país hasta 1925, año en que se construye la carretera Trasandina. Antes era necesario salir por vía marítima y hacer escala en Curazao para llegar a Caracas.
La nueva carretera permitió que en unos días se llegara a Caracas, la capital, y otras ciudades centrales de Venezuela, el pan tachirense. Por el camino se sumaron otros panes de sabores y texturas, aromas y colores diferentes que por proceder de esta región de Los Andes fueron llamándose panes andinos o Pan Andino.
La carretera Trasandina, como dijera Ramón J. Velásquez, descubrió al Táchira como una tierra de paz y trabajo, de suaves paisajes y agradables y climas y a su gente laboriosa educada para la vida próspera que se tradujo en bonanza cafetalera y nos incluyó al camino que llegó con esta vialidad a las regiones occidentales y centrales de nuestra Venezuela.