Sucesos
La señora Rosa perdió el equilibrio y cayó entre la acera y el pavimento
21 de octubre de 2023
La ciudadana era líder calle en el barrio José Antonio Páez
Jonathan Maldonado
Eran cerca de las 8:30 p.m. de este jueves 19 de octubre, cuando Viviana, a bordo de una motocicleta, llegaba junto a su esposo a su casa, ubicada en el barrio José Antonio Páez de la parroquia fronteriza El Palotal. La señora Rosa Cuevas se hallaba en el penúltimo escalón que conecta con el segundo piso de la vivienda.
En ese instante, Cuevas escucha la moto y voltea para abordar, desde esa altura, a la pareja, pero perdió el equilibrio y cayó hacia la carretera, explica la joven, quien vio cómo en cuestión de segundos el cuerpo de la ciudadana impactaba sobre el concreto. Ese lado de la escalera está desprovisto de barandas.
Los gritos de Viviana se escucharon. Su pareja se baja de inmediato del vehículo y ve tendida la humanidad de Cuevas entre la carretera y la acera. «Nosotros vivimos desde hace un año alquilados en la parte de arriba de esta casa», contaron a Diario La Nación, aún consternados por lo sucedido.
Viviana aún no asimila la escena que presenció. La señora Rosa, líder de calle, iba a su casa para consultar los datos de la familia, conformada por la joven pareja y dos niños. En la parte de abajo de la estructura, la señora Marisela, dueña del inmueble, sale preocupada por el bullicio que escuchaba. «Lo primero que vi fue el cuerpo de la señora Rosa ahí, tendido».
La carrera 6, donde está ubicada la residencia, se colmó de vecinos incrédulos por lo que veían. A la media hora, arribó el Cuerpo de Bomberos del municipio Bolívar, pero Cuevas estaba sin signos vitales y había que esperar la entrada del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) para el levantamiento del cadáver.
«Ella nunca subía las escaleras, siempre acudía adonde la señora Marisela, la dueña, y después nos llamaban a nosotros y bajábamos», prosiguió Viviana en compañía de su pareja e hijos.
«Era una mujer muy colaboradora»
Rosa Cuevas, de aproximadamente 65 años, era una mujer muy colaboradora, siempre presta a brindarle una mano amiga a quien la necesitara, así la describieron los vecinos del barrio donde vivía.
En el momento del fatal accidente, la ciudadana realizaba una especie de encuesta a las familias que estaba visitando. La muerte la sorprendió mientras hacía lo que más le gustaba: ayudar a su comunidad.