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La Economía: ¿Salvaje o salvadora?

13 de noviembre de 2023

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Víctor Matos

Todo apunta, por los resultados obtenidos, que la economía es el lado flaco de gestión del actual gobierno, pues se ha convertido en el talón de Aquiles de su funcionamiento, sufriendo Venezuela inclusive hasta por casi cuatro años de una hiperinflación como jamás se había sentido en el país, al extremo de cambiar el cono monetario dos veces, borrar hasta 14 ceros a su moneda y de incluso llegar a dolarizar el sistema en buena parte para la libre adquisición de bienes y servicios.

Como es de dominio público, la Economía es la administración razonable de bienes, una ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas, sobre todo materiales, mediante el empleo de una distribución adecuada de los recursos adquiridos.

Pero hay formas de aplicar esta ciencia de acuerdo a políticas que unas veces exhiben exitosas y muchas otras preocupantes como por ejemplo el ejercicio de una economía cerrada que establece restricciones comerciales y que llevan al aislamiento en alto grado del intercambio con el exterior.

Por otro lado se practica la economía denominada de mercado, que es donde las decisiones tienden a obtener el mayor beneficio según los precios de la oferta y la demanda bajo un mínimo de regulación y que impera en el sistema capitalista.

Frente a esta actividad se dirige la llamada Economía dirigida, en la que el gobierno fija los objetivos que se han de alcanzar de parte de los agentes económicos y sus límites de actuación.

Pero igualmente se conoce la llamada Economía planificada, en donde la mayoría de las decisiones se rigen por los planes periódicos de la autoridad central, y que se ejerció durante los setenta años de existencia de la economía socialista llevada a cabo por la Unión Soviética y que fracasó al ser inviable su sostenimiento.

Sin embargo, aún se practica en países como Cuba, Corea del Norte, que se tambalean en el bienestar que debería llegar a sus pueblos y que ahora tímidamente adelantaron los llamados progresistas con un socialismo del siglo XXI que a la luz de las realidades no han sido nada felices.

Pero ante estos extremos, del llamado capitalismo salvaje o justicia salvadora, surge la denominada Economía mixta, que consiste en que parte de las decisiones se atienen a objetivos y límites impuestos por la autoridad central, adaptándose las restantes según los mecanismos que fija el mercado.

De todas formas, las desigualdades en las capas sociales se mantienen, y el ejercicio de la Economía no ha logrado ese equilibrio de bienestar común al que todos aspiramos, ya sea por la manipulación del poder, la ambición desmedida privada, o porque a lo mejor la Economía no ha logrado aún ajustarse a las necesidades de las grandes mayorías. La demagogia política hizo padecer a las economías emergentes con el castigo de flagelos hiperinflacionarios en la década de los 80, sobre todo en América Latina, en donde el gran capital se abocó a otorgar multimillonarios préstamos, agotando las economías que ha empobrecido cada vez más a esta parte del Continente, sin que nadie, hasta ahora, le ponga el cascabel al gato.

Aldo Contreras,

con los pies sobre la tierra

Desde hace cinco años, más o menos, Aldo Contreras, perteneciente a las nuevas generaciones de economistas tachirenses, ha venido entregando en forma verbal y por escrito, sus inquietudes sobre esta ciencia, sobre todo en el desarrollo financiero del país, explicando las fórmulas tomadas, los errores cometidos y las maneras de enfrentar los problemas financieros que siguen agobiando al país.

A través de entrevistas publicadas por este periódico, artículos de opinión y comentarios especiales en el noticiero de la TRT, este joven valor de este tipo de conocimientos ha explicado los errores cometidos, las maneras de enfrentar los problemas que nos acosan, y la disciplina rigurosa que debería seguirse para aliviar cuando menos nuestros problemas más urgentes como lo son la deuda externa, la inflación permanente, la justicia social en cuanto al salario y las medidas que deberían asumirse para salir del atolladero en el que nos encontramos, agravados por las sanciones que atoraron el ingreso por el flujo de la industria petrolera que se ha venido a menos, pero que es aún hasta ahora el único producto que nos defiende para no caer en un dramático default en cuanto a pagos de nuestra deuda o no lograr controlar la devaluación permanente de nuestro signo monetario.

Lamentablemente muchas de sus consejas no han sido tomadas en cuenta, aunque creemos que las mismas serán escuchadas con el tiempo lo que rubricaría el sentido de futuro conque nos dibuja Aldo Contreras para un mejor porvenir.

Víctor Matos