Los prestadores de este servicio se han ido despidiendo del tramo binacional
Jonathan Maldonado
Los bicitaxis se han ido despidiendo del puente internacional Francisco de Paula Santander, tras la reactivación del transporte público binacional el pasado 23 de octubre.
El escenario ya estaba previsto y los trabajadores estaban conscientes. De 20 vehículos ecológicos que funcionaron el año pasado, solo están operativos, por día, entre cuatro a cinco.
«Se ha reducido mucho el trabajo para nosotros. La mayoría usa los colectivos o los carros cinco puestos», detalló uno de los conductores entrevistados por el equipo reporteril de La Nación.
El servicio nació en pandemia para aliviar el tránsito de la pacientes que eran autorizados para cruzar al vecino país por el paso formal y, con el tiempo, fue calando en la ciudadanía y en medio de una frontera que aún se encontraba cerrada.
Con la reactivación del paso de vehículos el pasado 17 de febrero y el reciente regreso de los buses binacionales, que duraron más de ocho años sin hacer la ruta, el trabajo para el grupo bajó notoriamente.
«Algunos nos resistimos a irnos del todo. Ya muchos se han despedido del puente. Los que quedamos, estamos resistiendo», añadió el bicitaxista.
El precio del servicio está en 2.000 pesos y cubre la ruta desde la aduana de Ureña hasta la entrada al puente, y viceversa.