Una reciente investigación del Hospital Vithas Medimar Internacional de Alicante, ha revelado como nos afecta el frío la piel, y hasta el sistema respiratorio e incluso nuestro estado de ánimo.
El frío afecta más a las pieles secas y finas que a las grasas. También sufren más las sensibles y atópicas, donde se pueden llegar a producir enrojecimiento y patologías como la rosácea.
Por otro lado, la falta de humedad en la piel aumenta con el viento. Por ello es tan importante en pieles secas o usar cremas hidratantes, así como el bloqueador solar.
Así mismo, no toda la piel del cuerpo sufre de igual manera las consecuencias del frío. Es fundamental protegerse la cabeza, las manos.
Los científicos determinaron que medida que cumplimos años, se produce un envejecimiento del sistema de termorregulación del cuerpo, es decir, los detectores de la sed, el calor o el frío ya no funcionan como antes.
Además, cuando se detecta el cambio, se produce tarde porque el cerebro envía las órdenes para regular y modificar la temperatura con más lentitud de la que debiera. Por este motivo, cuando nos hacemos mayores debemos vigilar más la temperatura exterior y abrigarnos bien.