Freddy Omar Durán
Mientras algunos comerciantes del centro de San Cristóbal han apostado por el optimismo, otros, sin caer en el desánimo, no sienten que las ventas decembrinas marchen debidamente, o al menos para compensar un año duro.
Aún con fronteras cerradas, Cúcuta ha sido atractiva a los compradores tachirenses, una situación no semejante a la de los tiempos de remesas a mediados de la década pasada, pero con la frontera abierta de par en par.
Las flojas perspectivas no han cohibido a los locales de ofrecer cosas nuevas, a precios que ellos aseguran son iguales o inferiores a los del otro lado de la frontera, y como estrategia adicional algunos permiten el “apartado” para llevarse la prenda apenas completen el pago completo de las mismas. A su manera, el comerciante sancristobalense ha aprendido a ser más “agresivo” en la captación de clientes.
Hasta los momentos, la reordenación de las ventas informales por la calle 7 no se ha observado que haya incidido en el flujo de visitantes, y tampoco la vía se ha congestionado con los alrededor de 200 informales que se supone fueron reubicados.
El lenguaje de las transacciones sigue siendo en pesos, no obstante ya el dólar, más característico de negocios en otros niveles y sectores, afirmaron los entrevistados, este 2023 se maneja más en el Centro. Pero cabe aclarar que en estos meses ya hay más ofrecimiento del cliente en pagar en bolívares, y en este caso se produce el tira y afloje por el mejor cambio, porque en pesos y dólares es la cotización de la mercancía.
Para María Pérez, que labora cerca del Centro Cívico, este 2023 ha sido para mejor:
“Las cosas han mejorado, no un montón, pero sí. La gente lleva un poquito más. Aquí tenemos mercancía económica, ajustada al ingreso del venezolano. Por ejemplo, yo vendo blusitas para dama desde 10 mil pesos y licras en 15 mil, es decir ambas en 25 mil pesos”.
Con las fronteras abiertas, las perspectivas de una clientela foránea, al menos en el Centro, no se han cumplido del todo, por lo que para este diciembre se continúa dependiendo del cliente local. Por lo tanto sigue existiendo mucha dependencia de la capacidad adquisitiva de este, y para los comerciantes durante este año, en tal sentido, esta se ha golpeado, con un salario mínimo de 130 bolívares aún en freezer y que ha obligado a la búsqueda de alternativas de ingreso.
Esto ha obligado a comerciantes a limitar el inventario, en función del tamaño en perspectiva de las ventas, sin embargo, procurando la renovación de mercancía.
—Cuando la gente pregunta, es porque han considerado la opción de comprar. Se ha buscado la manera de abastecernos. Quieren hacerlo pero se revisan el bolsillo y se dan cuenta que por ahora no les alcanza— sostuvo Claudia Cárdenas.
Otros piensan que a la temporada no se le ve “luz” -no precisamente la navideña-. Los días venideros pintan flojos. Se está presentando el fenómeno de aquellos aguardando la remesa para sus adquisiciones.
—Más de uno está tomándole fotos a las prendas, para mandársela al familiar o el conocido y preguntarles si les gusta o no, y si les mandan la “platica”. Están pidiendo que si pagar por Zelle, Paypal o por Bancolombia. Por el bajo poder adquisitivo, hay quienes se quejan de que los precios están altos, pero si se comparan con los del año pasado, una misma prenda puede estar 10 mil o hasta 20 mil pesos por debajo—agregó el comerciante Eduar Flores.
Pero más allá de la limitante del flujo de ventas, algunos dueños de negocios se quejaron de que sus inventarios se afectaron por lo difícil que a veces resulta adquirir mercancía del centro del país, debido a la cantidad de controles en la ruta por tierra.
—Ya sea que lo traigas de Colombia o del interior del país, hay “trabas”. Llegas al Terminal de La Concordia y ya te están revisando, luego de haber pasado por el mismo proceso en infinidad de alcabalas. Y eso que es algo que tú adquieres aquí, y tú mismo lo haces porque nadie te la está trayendo. Pero igualito así como hay gente luchando allá afuera, nosotros aquí estamos luchando— puntualizó el propietario de un local que no quiso identificarse.
El que no se incline por lo más barato en ropa -tanto en el rubro femenino como masculino- y quiera pagar un poco más puede, por ejemplo, adquirir una camisa de caballero en 80 mil pesos, y por ese precio rondaría un vestido de dama, y los por ahí partiría un confiable par de zapatos. Es decir, una buena pinta en diciembre rondaría los 200 mil pesos; pero de acuerdo al gusto la misma puede encarecerse, o quién “busca” puede disminuir el presupuesto.
—Andan sondeando precios, y dónde encuentren lo mejor, ahí están. Noviembre del año pasado yo lo siento más movido que ahora. Yo veo este año bravo. La mayoría de personas les agrada irse para Cúcuta, así sea a puro mirar, porque los precios están casi iguales. Y hasta mejores precios, dicho por quienes han estado en Cúcuta, y encima le puedes dar sistema de apartado, yo lo estoy dando hasta el 30 de diciembre. Vamos a esperar en nombre de Dios— concluyó el dueño de un puesto en el lugar que algunos identifican como “la antigua Volkswagen”.