Sucesos
Ana lleva 7 años esperando que su hija Dulce regrese a casa
4 de diciembre de 2023
Diciendo que iba a iniciar un nuevo trabajo en San Cristóbal, Dulce salió de su casa en San Juan de Colón hace 7 años. Ese mismo día, desapareció. Días después su madre descubre unas mentiras que pudieron ser la causa de la desaparición de su hija
Jhoana Suárez
Dulce Fabiola Mora Pineda, de 19 años, desapareció el pasado 27 de agosto de 2016 en San Cristóbal. La joven oriunda de San Juan de Colón, municipio Ayacucho, le dijo a su madre que había encontrado un supuesto trabajo en la ciudad y ese sábado de agosto recogió parte de sus cosas y llegó a San Cristóbal. La última vez que se contactó con su madre fue a las 2 y 30 de la tarde y estaba cerca del Hospital Central. Desde entonces, nunca más se volvió a saber de la joven.
Ana Pineda recuerda la última vez que vio a su hija con mucho detalle. Comentó que ese día le contó que iba a iniciar en un nuevo trabajo, hizo una pequeña maleta y a eso de la 1 de la tarde su padre la llevó al terminal de Colón, desde donde salió a San Cristóbal. “Cerca de las 2 y 30 nos dijo que ya estaba por el Hospital Central y no volvió a contestarme ni a contactarme”.
«Hace 7 años y 3 meses que no he sabido nada de ella. Cuando fui al CICPC a colocar la denuncia me dijeron que ella ya era mayor de edad y se había ido por sus propios medios, que ellos no podían hacer nada; nunca más volví a visitarlos, con eso que me dijeron supe que no les importaba el caso de mi hija».
Una verdad
“Cuando mi hija desaparece, la prima con quien ella salió de casa para el supuesto trabajo en San Cristóbal me confesó que ella no iba solo a San Cristóbal, sino que de allí se iría para una playa en Valencia con un muchacho con el que estaba saliendo, un joven que tenía prontuario policial y estaba solicitado por el Conas”.
Según le contó la prima, Dulce la había invitado a ir con ella a la playa, pero esta no quiso: «Al parecer, mi hija salía de San Cristóbal a Valencia con ese muchacho, pero ella nunca viajó, porque si ella hubiese pasado por una alcabala con él, lo hubiesen detenido porque estaba solicitado».
Ana mencionó que le han contado que seguramente su hija fue obligada a cruzar la frontera, porque el hombre estaba solicitado y no podía circular por el país. «Yo me enteré que ella tiene esa relación, cuando ella desaparece. Empiezo a revisar el Facebook y encuentro fotos de mi hija con él y la prima me cuenta todo y me dice que ese hombre era malo, que ella se había ido con él, pero solo iban 15 días para la playa».
La última vez que Dulce contactó a Ana, lo hizo a través de un número de teléfono Movistar, desconocido para ellos, pero ni ese número ni el de ella se volvieron a activar.
Tiempo después de la desaparición de su hija, Ana fue contactada por una muchacha que supuestamente era esposa de un muchacho que andaba con su hija y su novio y que también estaba desaparecido. «La mujer que me llamó insistió en verse conmigo e ir a mi casa, pero yo me negué, porque nunca conocí ni al supuesto novio de mi hija mucho menos a sus amigos, y me dio miedo».
Comentó que al supuesto novio de su hija nadie lo conoce, solo tuvo contacto con una supuesta tía, con quien intentó hablar varias veces, pero esta aseguró que no lo conocía, aunque los vio en varias fotos juntos.
«Ella nunca me ha querido decir la verdad sobre ese muchacho, hace un año volví a buscarla para ver si me decía algo, pero me siguió negando que lo conoce».
Sin señas
Entristecida e impotente, Ana detalló que 7 años después, no tiene nada que la guíe a su hija. Ni siquiera le han aceptado una denuncia sobre su desaparición y hasta la fecha no ha recibido ningún tipo de apoyo de las autoridades.
«Cuando mi hija estaba aquí en Colón, nadie me dijo nada sobre que andaba con este hombre que era mala conducta. Cuando ella desapareció, ahí sí me comenzaron a contar todo; ella me mintió, pero igual lo que me interesa en este momento es saber de ella, saber que está bien y que vuelva a casa conmigo».
Ana no sabe qué hacer, desde hace 7 años su vida cambió y hasta ahora todo ha sido incertidumbre y angustia por no saber dónde está Dulce, que ya para el día de hoy tiene 32 años de edad. «Nunca imaginé que esto me fuera a pasar a mí, que mi hija se relacionara con un hombre así y que no la haya vuelto a ver, ya no sé qué hacer».
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