Carlos Casanova Leal.
Visto que a La Corte Internacional de Justicia (CIJ) no se acudirá, primero en razón de que Venezuela no reconoce la jurisdicción de ella desde hace años, y en segundo lugar, ya que el mandato donde el Gobierno se acoge para no asistir es el resultado de la consulta del referendo, asumiéndolo en este caso -no en otros- como un mandato, se debe dar por sentado la necesaria y urgente estrategia que permita llegar a un dialogo o negociación con un mediador.
China es el país de mayor influencia tanto en Venezuela como con Guyana. De hecho es el segundo socio comercial de Guyana, y ha afirmado ser un país que apoya a los dos países, y cuando señala que apoya una solución adecuada, está indicando que debe ser con beneficio compartido. China tiene una estatura internacional, participa como mediador en conflictos armados, propicia la paz y los encuentros.
El país que más inversiones tiene en el Esequibo es China y socio junto a EEUU en el bloque de petróleo en las aguas por delimitar y en otras zonas, el declararse amigo de las dos naciones es reconocerlas, y en este caso es altamente importante, ya que la revolución gobernante alcanzo aliados solo para la política exterior de Venezuela, aliados que luego fue perdiendo estando su posición hoy en el escenario internacional muy débil.
Más influencia tiene China que EEUU en Guyana, razón por la cual luce como un buen e importante convocante para un diálogo directo y bilateral con su acompañamiento.
Brasil se propone como el lugar de encuentro para que se realicen las jornadas de negociación, y así las calificó el presidente Lula, “negociación”, y convoca a Mercosur a entrar en la gestión mediadora.
Importante señalar que una cosa es el gobierno revolucionario social comunitario y otra cosa muy distinta es Venezuela y su gente. Hay hechos concretos dentro de geopolítica internacional en la que se encuentran más que las diferencias entre dos países, y es como se encuentran las potencias en la zona.
Estados Unidos y China tienen intereses comunes en la región, como la estabilidad, la seguridad, el comercio, la inversión y el desarrollo, pero también tienen intereses divergentes, como la influencia, el liderazgo, la ideología y la soberanía.
Es por ello que aquí existen otros actores de mayor peso que van a intervenir para no romper el equilibrio que en la zona ejercen, ya el diferendo pasó de la discusión de dos países a ser un acuerdo negociado patrocinado por los imperios.
La realidad de los hechos que se fueron produciendo a lo largo de los años en el Esequibo y que muchos desconocíamos, son las nuevas realidades que se imponen en la discusión, lógico, la pretensión de dejar a Venezuela sin nada se cae por la necesidad de acuerdos que beneficien a las dos naciones tal como lo establece el Acuerdo de Ginebra, beneficio para los dos y no solo para uno.
La opinión pública en los países de la región está clara de las circunstancias por las que atraviesa el gobierno socialcomunista con opiniones nada favorables, y con alta solidaridad por los venezolanos; por ello la arrogancia no es buena compañera en estos tiempos que demandan prudencia para lograr el escenario de diálogo directo con acompañamiento, estimo yo, de China, y con ello superar la estrategia de Guyana de seguir con el arreglo preparado de La Corte.