El Santo Sepulcro, donde está la tumba de Jesucristo según la tradición cristiana, continuaba cerrado este lunes por tercer día consecutivo, en una protesta sin precedentes contra una medida fiscal y una propuesta de ley israelí sobre los bienes de las iglesias.
Los jefes de las Iglesias greco-ortodoxa, armenia y católica, que comparten la custodia del sitio, adoptaron el domingo la excepcional decisión de cerrar las puertas de la iglesia construida según la tradición cristiana en el lugar de la crucifixión y donde se encuentra la tumba de Cristo.
Los líderes religiosos protestan contra una decisión anunciada hace algunas semanas por la municipalidad israelí de Jerusalén de hacerles pagar impuestos sobre sus propiedades, que no sean lugares de culto o educación religiosa, pero que tengan actividades comerciales que generan ingresos.
También protestan contra una propuesta de ley israelí que, según dijeron, atacaría sus derechos de propiedad en Jerusalén.
Desde hace tres días, miles de peregrinos y turistas de todo el mundo han hallado cerrados los pesados batientes de madera de las puertas del Santo Sepulcro. Han sido muy raros los precedentes cierres en el último cuarto de siglo, y durante tiempo limitado.
De momento nada parece indicar que se superará la crisis entre las iglesias y las autoridades israelíes.
El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, dijo en un comunicado que la ciudad planeaba recuperar impuestos atrasados por un monto de 650 millones de séqueles (152 millones de euros, 170 millones de dólares) en algunas propiedades, como «hoteles, salas de reuniones y comercios» que pertenecen a las iglesias.
Los líderes cristianos creen que este proyecto de ley compromete su trabajo diario, y afirman que estos bienes sirven a su obra social. AFP