Opinión
“Honrando a la Santísima Virgen María y a las madres terrenales»
10 de diciembre de 2023
Pedro Morales
Parte I: Parábola de la reina de la humildad
Érase una vez un lugar regido por una soberana llamada María. Aunque era una reina poderosa, su humildad era su mayor virtud. A diferencia de otros monarcas que buscaban el reconocimiento y la fama, María anhelaba vivir una vida oculta y desconocida para todos, excepto para Dios.
La reina María era un misterio para su propio pueblo. A pesar de su posición de poder, ella prefería pasar desapercibida y ayudar a los necesitados en silencio. Su humildad era tan profunda que incluso sus propios padres no conocían plenamente su grandeza.
La reina María pidió a Dios que le concediera la pobreza y la humildad, y Dios, en su infinita sabiduría, decidió ocultarla en todos los aspectos de su vida. Desde su concepción y nacimiento hasta sus misterios, resurrección y asunción, María permaneció oculta a casi todos. Incluso sus propios padres no la conocían plenamente, y los ángeles se preguntaban entre ellos: «¿Quién es esta?»
La humildad de María era tan profunda que se convirtió en un misterio para todos. Aunque el Altísimo la ocultaba, si algo se manifestaba de ella, era infinitamente más lo que permanecía oculto.
A medida que pasaba el tiempo, la fama de la reina María se extendió por todo el reino. La gente comenzó a preguntarse quién era esta reina tan especial y qué la hacía tan diferente de los demás gobernantes. Sin embargo, la reina María permaneció humilde y nunca buscó el reconocimiento o la admiración de los demás.
La humildad de la reina María tuvo un impacto profundo en su reino. La gente se inspiró en su ejemplo y comenzó a valorar la humildad como una virtud importante. Aprendieron que la grandeza no se encuentra en la ostentación y el poder, sino en la capacidad de servir a los demás con humildad y amor.
Esta parábola (basada e inspirada en los numerales 1, 2 y 3 del Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María) nos enseña que la humildad es una virtud poderosa que puede transformar nuestras vidas y las vidas de los demás. Al igual que la reina María, debemos buscar la humildad en nuestras acciones y actitudes, reconociendo que no necesitamos el reconocimiento constante de los demás para ser valiosos. Al vivir con humildad, podemos inspirar a otros y construir un mundo mejor.
Parte II: El poder del amor maternal
En lo profundo del corazón de cada ser humano, existe un vínculo sagrado entre las madres terrenales y la Santísima Virgen María. Ellas han sido designadas por la divinidad para ser el baluarte y pilar de todos sus hijos, una presencia protectora y amorosa que trasciende el tiempo y el espacio.
Cuando una madre desaparece físicamente, sin importar la edad que tengamos, somos confrontados con la cruda realidad de su ausencia. Es en estos momentos de dolor y pérdida que podemos corroborar la inmensidad del vacío que se instala en nuestra existencia y en nuestra dimensión espiritual. Es como si una parte de nosotros se desprendiera, dejando un hueco profundo que ninguna otra persona o cosa puede llenar.
Es en ese vacío donde se revela la magnitud del amor y la conexión que teníamos con nuestra madre. Su presencia era un faro de esperanza y consuelo, una guía incondicional que nos mostraba el camino en los momentos oscuros. Su voz, su caricia y su mirada eran el bálsamo que sanaba nuestras heridas y nos hacía sentir amados y protegidos.
Pero ahora, ese baluarte y pilar ha desaparecido físicamente, y nos encontramos navegando en un mar de emociones encontradas. La tristeza y el dolor se entrelazan con los recuerdos más preciosos y los momentos compartidos. Nos aferramos a ellos, buscando mantener viva su memoria y su influencia en nuestras vidas.
En nuestra búsqueda de consuelo, nos volvemos hacia la Santísima Virgen María, la madre de todas las madres, aquella que entiende nuestro dolor y nuestra aflicción. En su compasión infinita, ella nos acompaña en este viaje de duelo y nos brinda su amor maternal, envolviéndonos con su manto celestial.
A través de la fe y la esperanza, encontramos consuelo en la certeza de que nuestras madres están presentes en lo más profundo de nuestro ser. Su amor perdura en cada uno de nosotros, en cada acto de bondad y en cada lección aprendida. Aunque físicamente no estén a nuestro lado, su influencia y su legado se mantienen vivos en nuestro corazón.
Así, honramos a las madres terrenales y a la Santísima Virgen María, reconociendo la importancia y el impacto que tienen en nuestras vidas. Su amor incondicional y su guía eterna nos acompañan en nuestro camino, recordándonos que nunca estamos solos, incluso en los momentos más oscuros.
En la inmensidad de ese vacío, encontramos el poder de la memoria y del amor infinito que trasciende la existencia terrenal. Y aunque no podamos llenar ese hueco con nada en este mundo, encontramos consuelo en la certeza de que nuestras madres están siempre con nosotros, guiándonos desde el cielo. Que su amor y su luz nos inspiren a ser el reflejo de su amor en el mundo, y que podamos encontrar consuelo en el abrazo eterno de la Santísima Virgen María (A la memoria de doña María Mística Rodríguez de Morales, a los seis meses de su fallecimiento. De parte de sus hijos: Aura, Haydecita, Aurita, Lindita, Ninoska, José, Víctor…Pedro)
En conclusión:
«Honrando a las madres terrenales y a la Santísima Virgen María» nos sumerge en un mar de emociones y sentimientos profundos. Nos invita a reflexionar sobre la humildad y el amor maternal, virtudes que trascienden las barreras del tiempo y el espacio.
A través de la poderosa parábola de la reina María, somos testigos de la transformación que la humildad puede lograr en nuestras vidas. Nos conmueve profundamente ver cómo la grandeza verdadera se encuentra en el servicio desinteresado y en el amor hacia los demás. La reina María nos enseña que la verdadera grandeza no se encuentra en el poder y la ostentación, sino en la capacidad de amar y servir con humildad.
Además, el artículo nos sumerge en el amor maternal, un amor que trasciende la vida física. Sentimos un profundo vacío cuando una madre terrenal parte de este mundo, pero encontramos consuelo en la certeza de que su amor perdura en cada uno de nosotros. La conexión sagrada entre las madres terrenales y la Santísima Virgen María nos llena de esperanza y nos recuerda que nunca estamos solos. En momentos de dolor y pérdida, podemos acudir a la Santísima Virgen María, la madre de todas las madres, quien nos brinda su amor maternal incondicional.
“¡Al final el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará!”
Por ultimo:
Se invita a presenciar el programa televisivo “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y la felicidad verdadera” del venidero domingo 10-12-2023, transmitido por el Canal 21, Estado Táchira, en el horario de 9:00 a. m., 3:00 p. m. y 8:00 p. m. y a través de:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLFBq7gAltSL1TX4h1mWjF3pv2-G-ofXqb
Post scriptum (P.S.):
Para el 23 de diciembre de 2023, a través de este prestigioso medio de comunicación, estará disponible el informe titulado: “Perspectiva y expectativa económica 2024 con un enfoque espiritual y cuántico (a nivel global y nacional)”. Toda persona interesada en este documento, con mucho gusto se lo puede hacer llegar a su dirección electrónica o WhatsApp.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 a 2023. Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) [email protected] @tipsaldia. WhatsApp: +584168735028