Schola Cantorum en el Táchira
22 de noviembre de 2024
Marlene de Guerrero murió hace 15 años. Sigo sus pasos por Navidad y apoyo decorar los espacios de su casa con los pesebres de su colección. Un aporte familiar para las fiestas
José Luis Guerrero S.
I
Los pesebres de mi mamá están repartidos por todos lados de la casa. Es una exposición familiar particular para el disfrute de los visitantes. Hay muchos detalles para quien ve un poco más allá y sabe apreciar las figuras y el complemento de cada uno de los trabajos.
En vida, a Ilde Marlet Sánchez de Guerrero, mi madre, le encantaba la Navidad. Disfrutaba todos los preparativos y el montaje del nacimiento central, el principal, que siempre ha superado los 4 metros cuadrados. Lo máximo ha sido entre 8 y 10 metros cuadrados y que, en los últimos años de su vida, vio como el modelo tradicional que se elaboraba en la esquina de la casa, en el piso de la sala, con las altas montañas de tela almidonada, la cueva al centro, con mucho musgo y guinchos, se transformó a un pesebre de altura.
De altura porque se elevó del piso, creció sobre una sobremesa, por lo general de un metro de alto. Las figuras también cambiaron, de yeso, de hermosos colores pero que se pela o escarchea con el paso del tiempo, a hermosas piezas de cerámica y de yeso español, muy fino en sus acabados.
Todas las ovejas de plástico fueron regaladas. Se impuso la cerámica. Hermosas creaciones elaboradas en familia. Hay algunos animales como tigres, venados, ranas, elefantes; destacan hermosos ángeles, todos elaborados de celuloide, un material liviano de una época pasada. Hoy día no se consiguen en el mercado y su costo es elevado.
II
La colección de pesebres
Una historia de al menos 30 años. Así, con el paso del tiempo, fue creciendo su colección de pesebres. Al morir, hace 15 años, su muestra superaba los 200 modelos.
Con orgullo sigo su legado. Todos los años las paredes se llenan de pesebres. Se habilitan mesas y las figuras de José, María, la mula, el buey, los tres reyes magos, se apoderan de las miradas de todos quienes llegan a casa, en la vía principal de Las Vegas de Táriba.
Muchos se admiran al realizar el recorrido y ver pesebres pequeños, con las figuras básicas; pesebres grandes, con todas las piezas que recuerdan el nacimiento del hijo de Dios, el trabajo montado hace 800 años por san Francisco de Asís, en Greccio, un pequeño pueblo de Italia en 1223. Fue un nacimiento viviente, siguiendo el relato del evangelio de San Lucas, prepararon la escena. Tres años más tarde, Francisco de Asís murió, dejándonos esta hermosa costumbre de hacer el pesebre todos los años, que a todos nos gusta tanto.
Domina la variedad de colores y la creatividad de los artistas que han plasmado sus ideas en cada uno de los trabajos. Los hay en madera, tela, arcilla, plástico, cerámica, vidrio, papel, cartón, bombillos, lata. Los nacimientos bebé son únicos y acaparan los comentarios. En solo tres de ellos María sostiene al Niño Jesús en sus brazos. Los hay miniaturas, como uno de ellos dentro de un huevo de codorniz.
Es una tradición de los católicos, que en casa de mi familia se festeja en familia. Los puede admirar por @joseluis.guerrero.73700 o verlos personalmente en la vía principal de Las Vegas de Táriba. Son los 245 pesebres de mi madre.
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