La Comisión Taurina le entregó una placa de reconocimiento en el marco de la FISS 2024
Aún niño, apenas tenía 9 años, en 1956, cuando se apareció por San Cristóbal, venido desde su natal Málaga, departamento de Santander, Colombia, para desde entonces inmiscuirse en el mundo del toro, más nunca salir de allí, una especie de maná que es su razón de ser.
Conoce los secretos del toro más que nadie; comenzó de mulillero en la Plaza Monumental de Toros de Pueblo Nuevo, el mismo día de su inauguración el 18 de enero de 1967, y a partir de allís ha sido una especie de hombre orquesta al servicio del coso taurino sancristobalense.
Saca pecho, se enorgullece de pertenecer a la gran familia de la tauromaquia por más de 60 años, pasión que llevará en el cuerpo y su alma hasta que el Dios Creador lo llame a rendir cuentas.
Placa de reconocimiento
Cómo un homenaje a los 57 años de labor en la Plaza de Toros “Hugo Domingo Molina”, la Comisión Taurina de San Cristóbal, ente presidido por el médico veterinario Alvaro Moros Puentes, le entregó el 26 de enero pasado, comienzo de la FISS 2024, una placa, un justo reconocimiento a quien le ha entregado toda su vida a la tauromaquia: mulillero, arenero, mozo de caballos, cuidador del ganado en los corrales externos, durante ocho años jefe del Callejón, jefe de la puerta de arrastre y actualmente es jefe de la puerta de arrastre de los corrales.
Retrocede la página, desde sus inicios en el toro, a los 9 años, hasta convertirse en novillero profesional; con más de 70 a cuestas se resiste a tirar bla toalla como los buenos boxeadores cuando están a punto del nocaut: “Es ahora cuando hay Málaga para rato”, sentencia. (Homero Duarte Corona)