“A veces pensamos que estamos solos, que Dios se mudó. Pero si hay algo que caracteriza a un buen hijo de Dios es tener la certeza que él siempre está con nosotros y nunca nos abandona”
Norma Pérez
Monseñor Juan Alberto Ayala visitó a Rubio con motivo de la celebración de la festividad del Corpus Christi y la fiesta parroquial del Santísimo Sacramento. Después de agradecer las muestras de afecto de los adultos y niños que se acercaron a saludarlo, hizo una reflexión acerca de la situación que afecta a muchas personas en el Táchira y en Venezuela, donde múltiples factores ponen en riesgo mantener viva la esperanza.
“Ante los problemas y dificultades que el mundo vive hoy, en ocasiones nos sentimos derrotados. Pero no. Podemos tener arrugado el corazón, por el dolor la tristeza, las circunstancias. Por tantos hermanos que han tenido que dejar su país, por quienes viven en situación precaria. Pero nunca nos podrán derrotar”.
El Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal citó unas palabras del papa san Juan Pablo II:
“Él escribió una exhortación apostólica, donde dice una frase muy bonita: Nunca cedan al desánimo ni al desaliento. Sean valientes, porque quien los llamó a esta misión es Dios y él nunca los va a desamparar”.
Está consciente de las actuales circunstancias, pero firme en su convicción que hay que mantenerse fuertes ante la adversidad.
“A veces pensamos que estamos solos, que Dios se mudó. Muchas veces perdemos la esperanza. Pero si hay algo que caracteriza a un buen hijo de Dios, es que nunca puede perder la esperanza, porque él siempre está con nosotros y nunca nos abandona”.
Rememoró la muerte de Jesús, el camino de dolor con la cruz sobre sus hombros, sus caídas y la crucifixión.
“El Señor cayó bajo el madero en tres oportunidades, pero se levantó y cargó con su cruz. Y le dijo a su padre: ‘Si es posible aparta de mí este cáliz de amargura, pero no se haga mi voluntad sino la tuya’. Eso es lo que tenemos que decir, si es posible aparta de nosotros los problemas y las dificultades, pero que se haga tu santa voluntad. Por eso cada uno de nosotros aunque sintamos el peso de la cruz sobre los hombros, debemos tener la fortaleza en Dios y Jesús que dio la vida por nosotros, que nos regala su cuerpo y su sangre para que tengamos energía espiritual y podamos cumplir con nuestra misión”.
Corpus Christi
Con respecto a la celebración del Corpus Christi, monseñor Juan Alberto Ayala se refirió a lo trascendental de esta solemnidad.
“Venezuela ha sido consagrada al Santísimo Sacramento del altar. Estamos cumpliendo 125 años de esta consagración. Cuando hablamos del cuerpo y la sangre de Cristo, hablamos de la eucaristía, porque es allí donde se hace realidad y se convierte en fuente de vida, amor, entrega y esperanza. Es el lugar a donde queremos llegar, nos sentimos en comunión y en la gloria del Señor y donde nuestro corazón esté dispuesto para recibirlo”.
Explicó que el Corpus Christi hace referencia a tres palabras muy importantes: “En primer lugar a un banquete que el Señor dejó, su cuerpo y sangre. También, a su amor por la humanidad. No nos quiso dejar solos y por eso el Jueves Santo instituyó el mandamiento del amor, el sacerdocio y la eucaristía. Su presencia, porque siempre va a estar en Sagrario; nos invita a amar, a servir y a dar nuestra vida por lo que nos ha enseñado: amarnos los unos a los otros”.
A llevar nuestra cruz y ayudar a otros a cargar la suya. Esa es la esencia del amor al prójimo.
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