La dogmática madurista
24 de septiembre de 2024
Joel Oswaldo Angarita C.*
Ubicar a San Cristóbal en los estándares de una smart city podría considerarse una utopía para algunos. Sin embargo, la voluntad política y el trabajo articulado de la participación ciudadana serían premisas esenciales para ver en el horizonte a la metrópoli de la Cordialidad como una ciudad inteligente que fusiona tecnologías digitales en sus redes, servicios e infraestructuras (vialidad) convirtiéndola en un espacio más eficiente, vivible y sustentable, en beneficio de todo el universo de su población in crescendo.
Son públicos, notorios y comunicacionales los cambios reales que ha adquirido nuestra ciudad, muy a pesar de las limitaciones presupuestarias y asedios, que de no existir, permitirían avances exponenciales en la villa que ha sido cuna de grandes personajes de nuestra historia.
Ahora bien,desde otra óptica es evidenciable la existencia de un fenómeno social que agobia al sancristobalense como lo son los hechos viales, comúnmente conocidos como accidentes de tránsito, que diariamente, minuto a minuto y segundo a segundo, se suscitan en las diversas calles, avenidas y áreas circunvecinas, enlutando familias en el peor de los casos y en otros de menor magnitud, generando lesionados, que producto de la alta casuística, congestionan el principal nosocomio de la ciudad.
En este sentido, los nuevos tiempos colocan como reto preparar una ciudad apta para el aumento de un parque automotor con moderna tecnología (potencia) y diseños aerodinámicos, bien sean estos nacionales o de tránsito como sucede con los vehículos de matrícula extrajera (colombianos). Es por ello de que conformidad con el principio de Corresponsabilidad constitucional establecido en el artículo 4 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, concatenado con el artículo 326 ejusdem que comporta el deber del Estado y la sociedad civil para abordar esta problemática como fenómeno social (entiéndase universidades, cuerpos de seguridad, UNES, asociaciones, consejos comunales, entre otros).
Un punto de partida urgente que debe abordarse para mitigar el impacto negativo de los hechos viales como fenómeno social, radica en: 1.) Implementación de una adecuada y efectiva señalización; 2.) Organización y reubicación de vendedores informales en las vías públicas; de igual manera los puntos móviles de los cambistas de divisas, que superan los más de 100 que se hallan en las adyacencias del Terminal de Pasajeros y mercado de los Pequeños Comerciantes por La Concordia; 3.) Colocación de elementos físicos, que tengan como función la reducción de velocidad, como badenes o rotondas, u otros mecanismos de control, como semáforos o radares, que sean empleados con extrema cautela y ciñéndose en forma rigurosa a las normas que rigen su instalación, con la finalidad de reducir las cifras de hechos viales de siniestralidad existentes.
Los reductores modernos están diseñados para no perturbar a los conductores que los atraviesen a las velocidades reglamentadas y para no ocasionar daños a sus vehículos, distinguiendo entre los utilizados en zonas urbanas (resaltos) y los utilizados en vías con velocidades iguales o superiores a 60 km/h. De tal manera que es necesario la implementación de resaltados circulares o sinusoidal, conocidos como (policías acostados); resaltados con cruce peatonal y resaltado tipo cojín. Mientras tanto para vías rápidas, es necesario la implementación de bandas con espaciamiento logarítmico; así como las bandas transversales de alerta, cuya implementación evitará el aumento exponencial de los hechos viales, que cuentan con una alta probabilidad de involucrarnos activa o pasivamente a quienes hacemos vida en la atractiva Ciudad de la Cordialidad.
*Abogado/Profesor/Investigador
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