La ciudad de Cúcuta acogió la 7ª edición de la Cátedra de Frontera
Jonathan Maldonado
“Paz”. Esta palabra fue el centro de reflexión en la séptima edición de la Cátedra de Frontera, y que pareciera estar lejos de su cristalización, por diversos factores, que fueron expuestos por los invitados especiales.
El punto de encuentro fue la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, en la ciudad de Cúcuta, específicamente en el Auditorio Virgilio Barco Vargas. En ese espacio acogedor, bajo un cuidado y pulido techo de caña brava, el primero en tomar la palabra fue el economista y profesor de la universidad Libre, Mario Zambrano.
Zambrano puso sobre el tapete la importancia de ver a los grupos violentos desde su accionar metropolitano y transfronterizo: «Lamentablemente, la institución sigue viendo a las bandas criminales desde lo municipal, sin tener las herramientas más eficientes para combatirlas».
Para ello, insistió en la necesidad de entender cómo la delincuencia en frontera mueve sus tentáculos, sin ignorar además la zona del Catatumbo, un nido de violencia por el entramado ilegal que se mueve y que tiene su gran negocio en la droga.
El economista recalcó que la coordinación que se dé entre ambos países es vital para buscar la desarticulación de los grupos. «Debe haber, ante todo, mucha voluntad política», subrayó.
El padre Eduardo Soto, director de Posgrado de la Universidad Católica del Táchira (UCAT), habló de las comunidades binacionales, las cuales, a su juicio, no han sido entendidas desde Caracas y Bogotá. Mas bien, «las han desatendido».
Soto indicó que en estas comunidades está la clave para buscar la construcción de la paz en la frontera. «Hay que escuharlas», instó mientras ejemplificaba a esos grupos con la realidad de aquella frontera cerrada, donde muchos cruzaban las trochas para buscar las medicinas en Cúcuta. Eso no se puede juzgar.
Otro punto a analizar, desde la perspectiva del profesor, es la militarización de la frontera, la cual debe ser analizada desde la óptica de qué tanto ha contribuido en la construcción de paz en una sociedad donde todavía los grupos al margen de la ley mueven sus tentáculos de forma silenciosa.
La visión de un exguerrillero
Emiro Ropero, asesor de paz y exguerrillero, participó en la cátedra al dar su planteamiento basado en que una zona de paz en frontera es construye brindando oportunidades de empleo y de educación a los sectores más desfavorecidos.
Aclaró que la paz no solo se busca al desarticular una banda, pues cree que hay que ir más a fondo, en lo que ocasiona que emerjan: «Hay que acabar con la desigualdad, con la iniquidad».