Eduardo Marapacuto

 Hoy es viernes 28 de junio y estamos en las postrimerías de junio para darle paso al mes de julio, mes de la victoria revolucionaria y celebrar por todo lo alto los 213 años de nuestra independencia, cuando sin miedo y como pueblo visionario decidimos aquel 5 de julio declararnos pueblo libre y dar las batallas para consolidar ese objetivo histórico. Ese es el compromiso que tenemos el 28 de julio, preservar esa independencia y salvar a la República para que no caiga en manos de los inmundos sayonescos, traidores a la Patria.           

          Nadie lo puede negar, pero vivimos en Venezuela un momento cargado de efervescencia y de pasiones,  donde chocan dos proyectos políticos, donde tenemos que lograr la victoria para  para mantener la vitalidad del proyecto revolucionario. Y como las cosas se van viendo cada vez más claras, entonces es necesario trazar líneas inequívocas sobre la desafiante verdad política que tenemos como escenario.

          Más que a un punto de ruptura coyuntural, hemos llegado al verdadero terreno de lo irreconciliable, donde la pugna central es por lo ideológico y por la aplicación de proyectos irremediablemente antagónicos: el revolucionario y el de la derecha fascista y traidora a los grandes ideales de la República. Cada uno no puede realizarse sino a través de la derrota del otro. De allí que no debemos quedarnos ni en las contemplaciones etéreas ni en las interrogantes perfumadas, sino activar todas las trincheras de lucha y aportar toda la energía para la victoria.

          De allí que se requiere la coherencia ideológica del proyecto revolucionario, y esa coherencia pasa por establecer, planificar y definir los mecanismos definitivos para frenar el proyecto enemigo, porque el enemigo es el enemigo. Esta batalla electoral no es un mirar de tuertos tomando café con azúcar, sino una trascendental lucha ideológica y de proyectos, en eso debemos estar claros.

          No caigamos en la trampa de la pendiente ineluctable del balanceo y las oscilaciones discursivas. La derecha opositora venezolana tiene su proyecto político sustentado en una ideología fascista, con fuertes reclamos por los derechos y la libertad de las élites y los intereses del imperio. En ese sentido, no dejemos que el pensamiento revolucionario sea acorralado en los callejones de la violencia que se anuncia desde la voz de la sayona. Como venezolanos conscientes y creyentes de fe en una ideología, de un legado y de un proyecto revolucionario, estamos en el derecho y la obligación de defenderlo desde cualquier espacio, con la vida si es necesario.

         Sabemos como gobierna la derecha fascista. Sabemos como se visten y como se combinan de camuflaje para engañar y manipular al pueblo. Sabemos de las intenciones de su proyecto, por ello, antes que ellos vengan por nosotros, es menester ir a su encuentro sin miedo y dispuestos a enfrentarlos y derrotarlos. Estamos en una lucha ideológica y nuestro gran reto es vencer al enemigo. Si actuamos con precisión y contundencia estaremos consolidando el proyecto revolucionario. Activos entonces, porque vienen los días de la campaña, días para seguir denunciando a los traidores de la Derecha y para llevar el discurso de la salvación y dignidad de la Patria por todo el territorio nacional. ¡Qué así sea!

         *Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas.

          Investigador RISDI-Táchira

         [email protected]