Venezuela se despidió de la Copa América con la frente en alto, por la puerta grande como los buenos toreros, sin perder ningún partido, solo la “lotería” de los penales sacó del camino al elenco patrio
Homero Duarte Corona
El orgullo Vinotinto se mantiene más vigente que nunca. Se perdió una batalla, no la guerra, los colores de la Bandera Nacional seguirán ondeando en todo lo alto, señal inequívoca que es ahora cuando el sentimiento por la selección nacional sigue tocando la fibra del más común de los nacidos en la patria de Simón Bolívar.
Un largo camino recorrido, lleno de espinas en el pasado, al extremo que se debía recurrir al jugador nacionalizado, de cara a llenar la cuota de convocados para un evento internacional, sin que estos bravos soldados mostraran flaquezas en el momento de la competición.
El poco nivel frente a sus similares de otras naciones de América, conllevó a goleadas vergonzosas en muchas ocasiones, para que Venezuela se ganara el nada apetecido remoquete de “Cenicienta” del continente, el hazme reír allende de las fronteras.
Luis Mendoza “Mendocita” y Richard Páez Monzón, dos de los jugadores más emblemáticos de la época, junto a otro puñado de connacionales, entre lágrimas y pundonor deportivo, prometieron sacar del ostracismo al país futbolero y darle entidad propia.
Todo cambió a partir de la nueva centuria
En 2001 comenzó a labrarse el nombre “Vinotinto”, con un gran artífice como autor intelectual: Richard Páez Monzón. La desaparición física del director técnico argentino José Omar “El Pato” Pastoriza, quien inició la tarea a finales del siglo 20, llevó al médico entrenador a sentarse en el timonel del barco, no dejar que se fuera a pique.
Casi un cuarto de siglo de largo transitar sin que se haya podido alcanzar el gran sueño de clasificar a Venezuela a una Copa Mundo de Fútbol. Richard Páez le dio identidad al balompié nacional, sacó al país futbolero del letargo de toda la vida, a que se respetará a la selección nacional y de una vez por todas quitarse el inri de “Cenicienta”.
El gran objetivo de Páez Monzón lo continuaron con creces César Alejandro Farías, un paso efímero de Noel Sanvicente y Leo González, luego Rafael Dudamel, que junto a Farías consiguieron frutos importantes para el fútbol venezolano, hechos bien conocidos por la nación deportiva.
El subtítulo mundial Sub 20 en 2017 en Corea del Sur, perdiendo la final frente a Inglaterra por la mínima diferencia; y el pase a la semifinal de la Viontinto de mayores en la Copa América de 2011 en Argentina, fueron parte del legado de Rafael Dudamel y César Farías, pero sin que pudieran la clasificación a un Mundial de Fútbol de mayores.
No se puede dejar por fuera los nombres de Walter “Cata” Roque, uruguayo-venezolano y Carlos Horacio Moreno, argentino-venezolano, quienes le aportaron mucho al fútbol criollo como jugadores y directores técnicos, a nivel de clubes y selecciones.
Más cerca que nunca
Con miras a la gran cita universal del fútbol en territorio norteamericano en 2026, y luego de 6 fechas jugadas, Venezuela ocupa la cuarta posición en la tabla con 9 puntos, producto de 2 partidos ganados, 3 empates y uno perdido, ubicado entre los seis clasificados, pues en esta ocasión, por primera vez en la historia de las eliminatorias de la Conmebol son seis cupos directos y un séptimo lugar para optar por un puesto de repechaje.
Fernando “Bocha” Batista, director técnico argentino que relevó en el cargo al portugués José Peseiro, tiene un camino bien labrado, demostrado en lo que va de la eliminatoria para la justa mundialista y recién lo vivido en la Copa América 2024, pese a que no se pudo llegar a la semifinal, se atravesó la veloz y potente selección de Canadá.
Ante la comunión que existe entre jugadores, cuerpo técnico y afición, todo apunta a que Venezuela será una de las 48 selecciones, que por primera vez estará en el desfile inaugural del evento deportivo que más seguidores tiene en el planeta, paraliza al mundo por toda la connotación que tiene.
Es verdad que falta camino por recorrer, y en ese andar pueden suceder muchas cosas, una competencia en la que existen vaivenes, pero la afición nacional puede estar segura que está vez si será: Ahora o nunca. Ha llegado el momento para lanzar a los cuatro vientos el grito de: “ Lo logramos”, Venezuela hizo realidad el sueño, está en su primera Copa Mundo de fútbol, después de 96 años, casi un siglo de largo trajinar y una espera de nunca terminar.