Regional

Se “teletransportó” el hueco de la Marginal del Torbes

13 de julio de 2024

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Freddy Omar Durán

Un hueco premio Guinness que ameritó por más de un año el cierre de la avenida Marginal del Torbes a la altura de la redoma del antiguo núcleo de la Universidad de los Andes, parece haberse teletransportado un poco más arriba, entre las sedes de la policía científica y Policía Nacional Bolivariana.

Pero ese hueco es la punta del iceberg de un padecer vial por el cual sufren desde hace un buen tiempo las comunidades de Rómulo Gallegos, El Paraíso y sus alrededores, al borde de la incomunicación y que ahora buscan la salida en dirección hacia la Troncal 5.

Vallas de seguridad, cintas y todo tipo de señales de advertencia mantienen alejado a cualquier desprevenido, y quienes obligatoriamente deben transitar por ahí, les toca o irse con cuidado y burlar los obstáculos o meterse en el montarral lateral, hecho un barrial en virtud de los últimos aguaceros.

A ese nefasto desperfecto de unos cinco metros de profundidad, lo acompaña una laguna de inmundo olor, que tienen que soportar los efectivos policiales que obligatoriamente deben transitar allí. Muy cerca está el kiosko de la señora Liliana Ardila.

Según testimonio de la señora Ardila, ese hueco se abrió de repente aproximadamente hace dos semanas, y no ocurrió una tragedia gracias a la acción inmediata de la policía cuando se vieron los primeros signos de agrietamiento. Alrededor de las seis de la mañana, en horas en que se disponía a comenzar su jornada de trabajo se percató del peligro, y ya para las diez de la mañana el socavamiento del terreno cedió finalmente.

Liliana Ardila ahora es vecina de este enorme hueco y le preocupa que se hunda más e incluso afecte su kiosko. (Foto/Gustavo Delgado)

Es decir que un automóvil pudo haber pasado por ahí y quedarse enterrado. Afortunadamente no sucedió así. El día lunes se reactivó el tramo de la Marginal del Torbes, cuya reparación más demoro, de lo contrario el caos vial sería peor. De hecho, según denunciaron algunos vecinos, por donde hoy aparece el hueco, no poco transporte pesado se desplazó buscando salida a la vía Los Llanos.

—En plena hora en que la gente sale a trabajar, esto ocurrió. Menos mal que cercaron a tiempo. Esto es como un reloj de arena, o sea que pareciera que en el fondo hacia el centro se sigue hundiendo la tierra. Todo esto nos afecta a la comunidad y los talleres mecánicos se ven paralizados y no tienen para ganar el sustento. Esto es un colapso total. A los conductores les queda subir por la Marginal o agarrar hacia la Bomba de El Trapiche si buscan salida a San Josecito— narró Ardila.

Ardila ha vivido muy cerca de allí, siendo una de las tantas damnificadas por derrumbes, perdiendo su vivienda, y ahora teme que otra circunstancia nefasta le cueste su modus vivendi.

Un poco más abajo, casi a la entrada del barrio El Paraíso, los talleres mecánicos se encuentran paralizados; pero no solo este cierre de ingreso les preocupa. El mismo “escondido monstruo” que causó el hueco más arriba y se ha cebado con toda la habitabilidad a su alrededor ha mostrado su “mordida” en sus negocios.

“Casualmente” allí se encuentra una muy vigorosa cascada, que viene siendo la continuación de la que se ve en uno de los canales en la Marginal del Torbes en el sentido sur norte. A ese caudal, que los vecinos de El Paraíso y Rómulo Gallegos aseguran se acumula bajo sus pies, le han adjudicado los males crónicos tanto de la Marginal del Torbes como de las mencionadas comunidades, con el detalle que todavía para estos no ha venido la tan pedida canalización de esas aguas.

El dueño del taller Los Pocholines, Jorge Villamizar, aseveró que los daños en las vías han sido asumidos por los mismos vecinos, arreglos que al fin y al cabo son paños de agua tibia, pues se requiere una intervención más fuerte con asistencia de maquinaria pesada.

—Nos toca arreglar por nuestra cuenta las vías para que pase el aseo, porque entonces nos quedamos con las basuras acá. Esas son aguas que nos tiraron de la avenida Marginal del Torbes para acá. Nosotros decimos que lo queremos arreglar, pero nos dicen que eso ya lo van a hacer y que lo van a hacer. Nosotros ya llevamos como dos años que esto se ha puesto peor. Trabajamos a medias, a los clientes que ya nos conocen y se esfuerzan en venir. Cada rato le meto cemento al piso del negocio y cada rato se quiebra— dijo Villamizar.