Regional

Papillon iluminó la verdad contra la injusticia carcelaria

5 de agosto de 2024

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Víctor Matos

Quién sabe si fue emulando a Edmundo Dantés, en la novela de Alejandro Dumas “El conde de Montecristo”, que un día del año de 1941, Henri Charriere se lanzó a las bravías aguas del Atlántico desde lo alto de un acantilado para librarse de la injusticia francesa que lo había condenado por un crimen que no cometió y que luego, al estar libre, recogió en un libro titulado “Papillon”, en donde narra los infernales días pasados en la cárcel de la Isla del Diablo en la Guayana Francesa, en donde se formuló la fuga como única salida tras la condena a perpetuidad y a trabajos forzados en la demoníaca cárcel, limítrofe con Venezuela.

El personaje, que luego de su audaz huida se nacionalizó venezolano, había nacido el 16 de noviembre de 1906 en un pueblo francés y falleció el 29 de julio de 1973 en España, luego de haber editado su best seller, que se publicó en 1969.

Este mítico personaje afrontaba una situación patética de la cual quería librarse, pues se consideraba inocente de un crimen que no había cometido y que consideraba su recinto penal como diabólico, por lo que desde su ingreso, empezó a maquinar cómo salirse de ese suplicio.

Consideraba que cumplir una sentencia en las más infernales condiciones en la isla, equivalía a morir al poco tiempo de haber cumplido sus 25 años, por lo que poco más de un mes de haber sido enviado, empezó a urdir su fuga, que la concretó felizmente para llegar a tierras venezolanas, al sur del país.

En la isla, los reos vivían de la manera más infame e inhumana en donde los que no morían por los malos tratos ni sucumbían a las enfermedades, solo lograban fugarse para luego extraviarse entre la maleza y terminar convertidos en esqueletos pelados por las hormigas y, para colmo, saber que fuera del penal de la isla, sus aguas estaban infestadas de tiburones.

En esa época, la justicia francesa asumía al prisionero como alienado. Una vez condenado por las autoridades del país galo y confinado a ese submundo tropical, solo podía pensarse del reo como un despojo, como un conjuro de alta peligrosidad.

Pero se equivocaron con Papillon, que logra recobrar su humanidad casi perdida en la reclusión carcelaria y termina enjuiciando al monstruo porque había estado en sus entrañas.

Charriere supo calar en su inframundo, sumergirse en la historia de su vida que lo llevó a emprender su carrera de escritor, revelado en la novela que dio la vuelta al mundo, traducida en innumerables idiomas y que le sirvió para reconocerse, a lavarse el rostro donde los luceros caribeños le han mirado siempre en ese limpio espejo que refleja el jagüey venezolano.

El expresidiario estuvo en San Cristóbal

Papillon fue el libro que sirvió de argumento a películas y series de la televisión mundial.

Luego de haber salido a la luz la novela “Papillon” del francés nacionalizado venezolano Henri Charriere, publicada en 1969, a inicios de la década de los 70 el célebre autor del libro vino a San Cristóbal para visitar a su amigo que encontró en territorio venezolano tras su espectacular fuga, en donde enlazó aún más sus frases de gratitud al pueblo que le aplaudió tras asumir su nacionalidad, y a la bondad de sus gentes, sobre todo con el oficial tachirense que servía para esa época en las zonas limítrofes con la isla de la Guayana francesa, denominada como la Isla del Diablo.

Aquí, conversó además ampliamente con el periodista de Diario de La Nación José Vicente Nucete Peña, quien le dedicó más de media página en el reportaje de su aventura que lo puso en la cresta de la ola editorial del momento y que lo llevó a preferir domiciliarse en el país, hasta que decidió irse a España, en donde finalmente falleció a la edad de 67 años.

Personaje inolvidable por su libro, récord en ventas a nivel mundial, dejó su simpatía, cordialidad y agradecimiento a su amigo, quien para el momento de verle otra vez, ostentaba el grado de coronel de la Guardia Nacional.

VICTOR MATOS