Frontera
Retornar en medio de un puente desolado y con escasa seguridad
28 de agosto de 2024
Martes 27 de agosto, 9:45 p.m., la frontera y el resto del estado Táchira se reponía de un apagón que se extendió por otros ocho estados del país y alcanzó la ciudad Capital, Caracas.
Las vallas que denotan del cierre del puente ya estaban instaladas en ambos lados de la frontera, dejando un estrecho margen para el paso de los transeúntes.
Se trata del puente internacional Simón Bolívar que, al igual que el Francisco de Paula Santander y el Unión, cierra a las 9:00 p.m., hora venezolana. El Atanasio Girardot es el único que cesa sus operaciones tres horas después, justo a la medianoche.
A esa hora, 9:45 p.m., retornaban a Venezuela a pie, en medio de una «ensordecedora» soledad y de escasa seguridad, un grupo familiar, con maletas en una carretilla, así como trabajadores que viven en San Antonio y hacen vida laboral en la ciudad de Cúcuta.
«Da pánico el puente así. Otra vez sin policía colombiana en la zona», soltó una de las transeúntes a la altura de las casillas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), en La Patada, y en conversación con otra persona. Cualquier individuo, amigo de lo ajeno, puede sorprenderlos y cometer sus fechorías. Nadie se daría cuenta.
«Debería de haber seguridad las 24 horas, de lado y lado», prosiguió la ciudadana, al tiempo que hacía hincapié en la importancia de que los puentes (están activos los cuatro en la actualidad), estén abiertos las 24 horas, tal y como era antes del cierre de frontera, en agosto de 2015.
Con los puentes abiertos las 24 horas, el ciudadano venezolano puede retornar en carro o moto, sin problema alguno, aminorando así el riesgo que corre al hacerlo a pie por un tramo que, aún en horas de la noche, registra movimiento.
En la mitad del trayecto internacional, se divisaban dos efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), estaban sentados y con sus miradas puestas en el teléfono. Los ciudadanos que iban con maletas corrieron una de las vallas para pasar con mayor comodidad.
El llamado sigue latente en los habitantes de frontera: «Que los puentes sean abiertos por 24 horas». Afortunadamente, en ese momento descrito, ya había retornado el fluido eléctrico en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña.
Jonathan Maldonado