Opinión

La perspectiva de ser un investigador

9 de septiembre de 2024

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Hogan Vega y Dorli Silva

En el mundo globalizado, la formación de investigadores es una carrera contra el tiempo, donde el principal elemento es la imaginación creativa, elemento esencial en el equipamiento intelectual del científico verdadero. Surge la interrogante: ¿Cuáles herramientas se utilizarán como estímulo para desarrollar esa cualidad? Fomentar el pensamiento libre, crítico, con competencias altas en conocimiento, basadas en definiciones y conceptos; incluso en la memorización de estructuras, metodologías, entre otros. Ello permitirá la formación del investigador. Por inferencia, los países desarrollados compiten por conseguir el espacio, como supremacía al demostrar sus potencialidades en todas las disciplinas que permiten cubrir las necesidades humanas; llegan hasta liderar las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC); actualmente, se desarrolla la competencia de la Inteligencia Artificial (IA) y de la robótica.

Una encuesta de McKinsey & Company señala que el 65 % de las organizaciones ya utiliza la IA Generativa de manera regular; el doble de lo utilizado durante el año 2023, cuando el mundo descubrió la IA Generativa o sistema de inteligencia artificial capaz de generar textos, imágenes u otros medios en respuesta a comandos.  Adicionalmente, puede crear ideas y contenidos nuevos, como conversaciones, historias, imágenes, etc. En otras palabras, ¿cuáles son los próximos pasos que consolidarán los beneficios de la IA, para convertirla en una ventaja competitiva? La solución se encuentra en la formación de nuevos investigadores; la profundización de este tema, así como las perspectivas actuales y tendencias futuras en IA Generativa, y la manera en que la IA está transformando a las organizaciones, desde integraciones tecnológicas hasta aplicaciones prácticas.

Sin embargo, la realidad es otra; por tal motivo, se debe dar un giro de 180 grados en la formación de generaciones nuevas, para alcanzar egresados con una cualidad fundamental como lo es la imaginación creativa, con un pensamiento crítico y con competencias altas, en el área de estudio desarrollada, así como un reconocimiento amplio en valores indispensables en las sociedades modernas. Una analogía referida a la vida de Albert Einstein, indica que, aunque fue uno de los genios más grandes de la historia, no tuvo éxito en el sistema educativo tradicional alemán. A pesar de que no tuvo malas calificaciones, su desagrado por la rutina y rigor escolar lo llevó a abandonar la escuela a los quince años, para educarse por sí mismo. Einstein creía que la disciplina estricta y la memorización no eran la clave para desarrollar todo el potencial intelectual.

Es decir, Einstein recomendaba el fomento del pensamiento libre, la inteligencia y la felicidad de los niños. Del mismo modo, la ciencia moderna respalda esta recomendación, al mostrar que los cuentos de hadas ayudan a los niños a desarrollar creatividad, pensar sobre conflictos y afrontar situaciones difíciles. Además, la lectura temprana está vinculada con un mejor rendimiento académico en el futuro, y los cuentos de hadas pueden ayudar a los niños a desarrollar empatía y pensamiento crítico.

Por otra parte, el estadounidense Benjamín Bloom, en la década de los años cincuenta del siglo XX, desarrolló la “taxonomía de Bloom”. Es un modelo pedagógico creado para el proceso de enseñanza/aprendizaje, para ayudar a los docentes desde preescolar hasta la universidad, basado en tres ámbitos que reflejan el pasado evolutivo y dan cuenta de las formas actuales de ser: psicomotor, emocional y cognitivo.

Las visiones de Einstein y Bloom sobre el proceso de enseñanza/aprendizaje requerían de cambios sustanciales, desde su formación en el hogar hasta la finalización de su carrera universitaria, basados en los aprendizajes psicomotor, emocional y cognitivo, siempre en la búsqueda del ser pensante, consciente y los valores característicos que le dieran identidad de ciudadano ejemplar en las interacciones con el entorno social, en el que los modelos se usan para representar el progreso humano.

Es importante definir y dar significado a los tres ámbitos mencionados; el término desarrollo psicomotor se refiere a todas las acciones que los niños realizan con todo su cuerpo, como: saltar, correr, girar, entre otros. La realización de estas acciones requiere el control de su cuerpo en relación con sí mismos y con el espacio y los objetos, así como la coordinación de las distintas extremidades del cuerpo. El Desarrollo Psicomotor (DPM) es la adquisición progresiva de habilidades funcionales en el niño, reflejo de la maduración de las estructuras del sistema nervioso (cerebro, médula, nervios y músculos). De ahí que los DPM son diseñados para fomentar el desarrollo infantil temprano, al trasformar a ese ser, en una futura persona, que sea más exitosa en sus actividades escolares, universitarias y profesionales, con más competencia social y emocional. Asimismo, que muestre un mayor desarrollo verbal e intelectual durante la infancia y su desarrollo.

Los estados de ánimo son las emociones que se sienten y el estado mental son los pensamientos e ideas que acompañan a ese estado de ánimo; el estado de ánimo y el estado mental van de la mano, porque los pensamientos pueden influir sobre ellos.  Las emociones son respuestas o reacciones fisiológicas del cuerpo ante cambios o estímulos que aparecen en el entorno y en sí mismo. Por ejemplo, si se está concentrado en la lectura y repentinamente empiezan a sonar truenos, como aviso de una tempestad o lluvia (estímulo externo), se tomarán previsiones y se buscarán abrigos, en señal o asociación de que va a hacer frio. 

Del mismo modo, desarrollar el ámbito cognitivo, ayuda a fomentar el aprendizaje efectivo y el pensamiento crítico en los estudiantes; adicionalmente le sirve al docente para estructurar sus clases presenciales, tareas, proyectos y su nueva forma de dar clases con las TIC y la IA, con la introducción de las nuevas modalidades de clases semipresencial y la virtualidad. En consecuencia, se requiere de un cambio de paradigma en la forma de enseñar y, a su vez, en la forma de aprender; tanto el docente como los estudiantes se deben enfocar en el conocimiento, para disfrutar del mundo del saber, y alcanzar la fundamentación epistemológica de la teoría de las situaciones didácticas de Brousseau, donde se busca un docente que enseñe ese saber y un estudiante que desee aprender ese saber.

En síntesis, para retomar el rumbo hacia un horizonte seguro en la investigación, se debe iniciar una formación de valores en la familia, con el apoyo de la sociedad, donde el intercambio social se refleje en los hechos que son regulados por las normas, y donde se involucren todos los actores de la sociedad, en rescate de las instituciones que le den un valor al ser humano. En tal sentido, Carl Jung manifestó: “Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás.” 

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