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22 de diciembre de 2024
Realizadores de la región en la Escuela Regional de Teatro plantearon estrategias para impulsar el séptimo arte en la región
Freddy Omar Durán
Que desde un celular hoy en día cualquiera sobre el papel pueda realizar una película, no quita lo laborioso y costoso que implica este proceso.
La reunión de cineastas que tuvo lugar en la Escuela Regional de Teatro con motivo del cierre de los talleres ofrecidos por Carlos Mendoza y Laura Goldbert, impulsados por la Escuela de Cine de La Grita, fue una galería de soñadores, que están entregando lo mejor de sí no solo para rodar producciones independientes, sino para educar espectadores.
Traer lo mejor del cine mundial a través de festivales como Encuentro para Cinéfagos, El Ojo Memorioso y El Grito ha inspirado a muchos tachirenses a lanzarse al agua en materia creativa. No obstante, ya lleva el cine tachirense una vida de casi medio siglo, en altas y bajas.
Oscar Duque se emocionó porque se presentará esa coincidencia de soñadores, y aspira que sean muchas las ocasiones para repetirse, esta vez con el propósito de establecer estrategias sustentadas en la colaboración, a partir de cada una de las artes, que se conjugan en cualquier producto audiovisual.
“Este es el inicio de muchas visitas más que vamos a tener, de muchos proyectos, y lo que voy a hacer énfasis es que tenemos que vernos como un movimiento del cine en el estado para que los empresarios, el Estado se fijen que hay gente que va a empujar el carro del cine en el estado, y que hay que prestarles atención, y que constituyen una gran fuerza que va a contribuir con el turismo del estado, que no es algo aislado, ni un preciosismo, ni un pasatiempo, ni para el ocio, ya que nosotros contribuimos con la riqueza del estado, contribuimos con el turismo, porque el cine es industria como cualquier otra industria”, anotó Duque.
En estos momentos la Escuela de Cine de La Grita pone toda su esperanza en el largometraje con el Santo Cristo como tema principal; pero al mismo tiempo, por ejemplo, en el municipio Cárdenas se avanza en algo similar con la Virgen de la Consolación, como eje argumental. La idea es que esos proyectos no vayan en paralelo y aislados, sino que se complementen, y al tiempo se conviertan en escuela para los que se inician en este apasionante mundo.
–Porque eso no es tan rápido. Porque eso es dinero, y por eso las cosas se nos van haciendo un poquito difíciles, pero no imposibles. El cine es una familia, y nosotros no podemos ponernos de enemigos entre nosotros. Lo que queremos es que todos nos nutramos. Yo tomo de ejemplo el cine iraní o el coreano, porque se unieron y agarraron fuerza- añadió Duque.
Más sueños
En uno de esos sueños está embarcado Wilmer Sánchez, en un proyecto que implica la tachiraneidad y la cocina, denominado “La Receta” en fase de edición y postproducción:
“En este proyecto me acompañaron 25 personas entre técnicos y actores. Los gemelos Terry e Iván van a ser los encargados de la música original y se realizará un videoclip promocional, que es parte de la estrategia de marketing. Esperamos dentro de poco estar preestrenando para todos los medios, y así comience su año de recorridos nacionales e internacionales”.
En su regreso de la Argentina, país donde residió por 8 años, Andrea Castillo puso a la orden su experiencia, sobre todo en lo que se refiere a actuación frente a las cámaras.
–En el Táchira tenemos teatro, y no tenemos cultura de actuar en cámara; una actuación de contención, sincera, intimista. En el Táchira hay muchos actores, hay unas ganas de actuar que pensé no había. El hecho de que haya tantos proyectos, nos provoca a seguir apostando por la región. Estamos haciendo un corto de suspenso como parte de cierre de curso en la Posada Piedemonte. El argumento trata de cinco chicos, y uno de ellos sufre depresión, y alrededor de ellos algo pasa y se quiere saber quién es el culpable— explicó Castillo.
Amaru Vanegas, actriz y productora, ha sido una gran colaboradora del equipo de la Casa Audiovisual El Grito, que afina detalles para lo que será el 6° Festival de Cine Fantástico, pautado para el mes de octubre en el Ateneo del Táchira, con Hasserl Salgar y Daniel Peñaloza a la cabeza, y quienes también se han esforzado en la formación académica desglosada en los diversos recursos y técnicas necesarias para hacer cine.
–Mi tarea es el apoyo logístico y de los equipos de producción. Hay cosas que se conocen desde el teatro, pero la experiencia de cine ha sido un poco improvisada en la medida en que los actores de teatro nos hemos dado cuenta que hay cosas que debemos trabajar con más mística y organicidad. Yo vengo interesada en cómo leer el lenguaje audiovisual, cómo es el pasaje desde la literatura al cine desde las distintas posturas críticas. En los espacios de la Librería Purpura también hemos creado espacios para cineforos, para formar espectadores, para que lo vean mucho más allá como algo recreativo—expuso Amaru.
Amor al séptimo arte
Adolfo Germán, fotógrafo, confesó su romance con el cine, y se ha enamorado especialmente de la forma cómo a través de su contemplación se cambia la vida del espectador:
“A través del cine encuentro una forma de comunicar emociones, de conectar con el público. Cuando haces una película te quedas con la sensación de que si estás triste y la ves, te puede motivar, de que puedes empezar a ver la vida distinto. Todas las experiencias que has acumulado a lo largo de tu vida, si eres director la puedes plasmar, pues indirectamente está contando su propia vida y sus propias esperanzas. Cuentas esa realidad para ayudar, para formar, para crecer”.
A Carlos Molina, director de Asovicine, se le hizo especial homenaje y mención en el encuentro al ser un patriarca del cine tachirense, con producciones incluso reconocidas internacionalmente. Actualmente finaliza “Hados el Vaporoso Misterio del Amor”.
–La década que me tocó a mí ser feliz fue la década de los ochenta, porque fue la década del Cineclub UNET, donde en un enlace académico y sentimental entre profesores y alumnos nos dimos a la tarea de después de la cinco de la tarde, hacer cine. En el día nos dedicábamos a nuestras clases y por la tarde-noche a hacer películas, y de ahí salió “Como Dios”, y luego “La Novia de mi Primo” con Alirio Pérez en el marco de las ferias de Táriba en 1980 y segundo lugar en un festival de Brasil. luego vino esa etapa de talleres aprendiendo a musicalizar y a hacer guiones— lanzó en retrospectiva Molina.
Alonso Vivas ya lleva en su haber tres largometrajes, y ha escrito otros 12 más. Su vecindad con el extinto Cine Concordia alimentó sus ilusiones Se ha especializado en los géneros de acción, terror y comedia, pudiendo con un puñado de dólares hacer realidad “Redención”, que participó en un festival de Chile. Su obsesión ahora apunta a “Consolatur”, por la cual se las viene ingeniando para conseguir financiación.
–Hoy día quien tenga creatividad, con todas las tecnologías distintas al pasado cuando había que revelar rollos, y diga que no puede hacer cine, es porque tiene pereza. Aquí hay tanto talento, pero necesitamos el empuje económico. Un cine de calidad requiere de muchas cosas; hay tanta gente que quiere hacer cine, pero que se siente frustrada porque arranca y no pueden continuar, cuando van a buscar apoyo y no lo consiguen. Si nosotros nos unimos, podemos sacar adelante esos proyectos. Mi próxima idea se relaciona con el caso de Dorangel “El Comegente”— compartió Vivas.
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