El pequeño pueblo fronterizo de Pacaraima, en Brasil, se encuentra desbordado por la llegada masiva de migrantes venezolanos.
Tan solo en agosto de este año se registró un récord de 12.325 ingresos, de acuerdo con información que manejan las autoridades brasileñas.
La incertidumbre política tras las presidenciales y la crisis económica en Venezuela, han impulsado a miles de personas a buscar refugio en Brasil.
Familias enteras llegan a Pacaraima con la esperanza de encontrar mejores oportunidades, pero se enfrentan a la falta de infraestructura y recursos para atender a un número tan grande de migrantes.
Los campamentos improvisados se han multiplicado en la ciudad, mientras las autoridades brasileñas trabajan para procesar los documentos de los recién llegados.
Según un reporte reciente, flujo diario se ubica entre 550 y 600 personas, lo que resalta la urgencia de abordar las necesidades de los migrantes.
Organizaciones que protegen a la población migrante han establecido refugios tanto en Pacaraima como en la capital del estado, Boa Vista, pero la demanda ha superado su capacidad según señalan los medios locales.