Regional
“Estamos al lado de los más pobres y necesitados porque así nos lo exige nuestra fe en Cristo”
25 de marzo de 2018
“Hoy los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales al servicio de Dios y del pueblo. Nosotros los acompañamos con nuestra fe y nuestra oración pidiéndole a Dios Uno y Trino les conceda el don de la perseverancia en ese compromiso de ungidos-consagrados. De allí la dimensión de celebración sacerdotal que le otorgamos a este encuentro de hermanos unidos por el amor de Dios y por el hermoso hecho de ser hijos suyos. De allí la alegría con la que bendecimos hoy a estos hermanos nuestros que están al servicio de todos”, así se expresó Monseñor Mario del Valle Moronta, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, quien presidió la Misa Crismal, este sábado, desde la parroquia San Miguel Arcángel de Barrancas.
Previo a la entrada en procesión de los sacerdotes párrocos y los altos representantes de la Iglesia católica, todo estuvo dispuesto y organizado para que los sacerdotes que se dieron cita allí remozaran sus juramentos ante el Señor y los feligreses, en un acto litúrgico lleno de alegría, cantos y oraciones que se extendió por más de dos horas y al que asistieron autoridades eclesiásticas del Táchira y del Norte de Santander, la gobernadora de la entidad, Laidy Gómez y su tren ejecutivo; y los burgomaestres de Cárdenas, Richard González y Gustavo Delgado, entre otros.
Saludó Monseñor a Monseñor Luis Alfonso Márquez, obispo auxiliar emérito de Mérida y en especial la presencia de Monseñor Victor Manuel Ochoa, obispo de Cúcuta; miembros y laicos que le acompañaron y “vinieron a ratificar lo dicho por el Papa ´una Iglesia sin fronteras y madre de todos´”.
“Como lo ha hecho la Conferencia Episcopal Venezolana, hace unos días, hoy la iglesia del Táchira, aquí y en todas nuestras comunidades, vuelve a decirle al Mundo, que estamos al lado de los más pobres y necesitados porque nuestra fe en Cristo así nos lo exige”, emuló al ratificar su orgullo por dirigir la Eucaristía desde este populoso sector.
Seguidamente, en su mensaje manifestó que: “Dice el salmista: ¡Qué bueno y qué tierno es ver a los hermanos vivir juntos” (Salmo 133,1). Así hemos cantado en el salmo responsorial y con ello expresamos la hermosa experiencia de la Misa Crismal que, como todos los años, nos convoca para demostrar que somos una Iglesia local la cual celebra el misterio del sacerdocio ministerial y de la unción que nos ha convertido a todos los bautizados en “cristianos”; esto es, en “ungidos” al igual que Cristo”.
Explicó que esta celebración “nos permite hacer memoria de ser “ungidos”, es decir, “cristianos” o “crismados”, que viene a ser un preludio de lo que conmemoraremos dentro de unos días cuando el día de la Resurrección renovemos nuestras promesas bautismales: con ellas seremos capaces de decirle a Dios y al mundo que seguimos asumiendo la misión que nos ha sido entregada por el crisma bautismal y de la confirmación”.
¿Qué es el Crisma?
En primer lugar, recalcó el prelado, “¿Qué significa “Crisma”? ¿Qué es el “Crisma”? es aceite de oliva al cual se le mezclan algunos perfumes especiales. Esos perfumes le hacen sentir un aroma particular que lo distingue. Mientras que los otros aceites que se bendicen son expresión simbólica y sacramental de fuerza y de sanación, el Crisma es destinado para “consagrar”, para “dedicar” a una misión”.
—Con el Crisma se “unge” a la persona y se significa así que el Espíritu Santo destina a quien es ungido a una misión particular. Hoy, precisamente vamos a bendecir los óleos santos que se destinarán para el uso litúrgico en los sacramentos del bautismo y la unción y consagraremos el crisma para el bautismo, la confirmación el orden sacerdotal y también para la dedicación de los templos—detalló el obispo Moronta.
Leidy Zafra