La trasgresión de los valores morales y la crisis de no actuar algunos mandatarios según los fundamentos de las organizaciones políticas de la sociedad de pertenencia, los sistemas democráticos del mundo se están agotando, produciendo frustraciones a la hora de ejercer el sagrado derecho de votar en las urnas. En este año tenemos un panorama preocupante, varios países latinoamericanos elegirán nuevos mandatarios con ambientes electorales plagados de problemas tanto estructurales como funcionales, la presencia de desviaciones en el ejercicio de gobierno y crisis económicas y sociales cada día más acentuadas. Se ha perdido el principio central de tener la seguridad que la democracia era la certeza de poner límite a la sin razón de la autoridad de arriba hacia abajo y la obligación de ser del ciudadano de abajo hacia arriba. El poder se ha hipertrofiado al centralizar o estatizar todas las funciones perdiendo el protagonismo de la sociedad civil como ente activo y regulador de la función social del Estado como entidad jurídica de las naciones.
Es asombroso apreciar como se ha empequeñecido la democracia, se ha perdido en forma sustancial la vinculación histórica, humana y generacional con el pasado democrático y lo peor, no existe un compromiso con el futuro tanto individual como del grupo familiar, de pertenencia, y al contrario, destruyen ese inmenso legado social. Se ha perdido la comparación entre los regímenes autoritarios, despóticos y dictatoriales y los modelos políticos de libertad y progreso sostenido de los pueblos. No se cumple la dinámica normal de los ciclos de los paradigmas políticos, un periodo normal debe evolucionar a un cambio paradigmático para lograr mejores derroteros sociales y estructurales de los países. Parece que no es normal o es una crisis histórica, que estamos ante una utopía aberrante que los sistemas autoritarios como Rusia y China se están afianzando más y le están ganando a la democracia y a la libertad en el mundo global en detrimento de la razón del ser humano.
Esta crisis de la democracia tiene, a nuestra opinión, una causa fundamental, la mediatización de los pueblos con el consecuente conformismo ante la pérdida del valor ejemplar de los gobiernos, de la autoridad moral y la estigmatización de la voluntad de los pueblos. Se perdieron los axiomas diferenciadores del sistema democrático desde su nacimiento con los griegos, tales como: “la democracia es el sistema ideal o el peor de todos, con excepción de todos los demás, como dijo Churchill, la voluntad popular está por encima de cualquier otra consideración”. Elegimos a uno, aunque normalmente no permitimos que nos dirija, pero lo elegimos. Ninguno es superior a nosotros y juntos siempre somos superiores a cualquiera de ellos. Las sorprendentes elecciones en la sociedad norteamericana, parecidas a un circo de pueblo, en las que los ciudadanos eligieron a un personaje singular del mundo del espectáculo, carismático y populista a ultranza y con una exitosa campaña comunicacional, está cambiando la política a su imagen y semejanza.
En esa nación, que representaba el ejemplo a seguir y que inspiraba libertad y la democracia plena, Trump está logrando sus objetivos personalistas de devolverles la nación a los norteamericanos y su tradicional supremacía de primera potencia mundial. La inusual campaña electoral y aprovechando la herencia socialista de Obama, se transformó en una contienda pueblerina de dimes y diretes dividiendo a la sociedad norteamericana y obligando a un revisión de las tradicionales y ejemplarizantes normas constitucionales y electorales. Los paradigmas políticos de la permanencia en el poder, el fracaso y la confusión entre la derecha y la izquierda de los partidos políticos tradicionales, está llegando a los pueblos del norte con repercusiones en las próximas contiendas electorales. Los cambios de modelos políticos democráticos a mediano plazo serán sustituidos por sistemas híbridos heterogéneos y controlables según intereses, muchas veces inconfesables, de grupos de poder que a la larga serán los que conducirán el destino de los pueblos. (Oscar Roviro Villamizar) /*
Gral. de Brig. [email protected] y @rovirov