A Daniel se le ve a diario cruzar el puente internacional Simón Bolívar. Lo hace acompañado de su carretilla, vehículo a dos ruedas usado para transportar mercancías y que ha sido su sustento en ocho años.
El sexagenario llegó a la frontera, proveniente de Valencia, en el año 2016. Pese a que más de mil carretilleros se han ido de la zona luego de la reapertura de los puentes para el paso de vehículos, Daniel se resiste a irse y sigue vigente.
«El trabajo ha mermado bastante», reconoce mientras atravesaba los 315 metros del puente que une a San Antonio con La Parada. Hablaba sin detener el paso y con una carretilla cargada de productos, rumbo a Venezuela.
«Llego a las 7:00 a.m. y me voy a las 8:00 p.m.». Su faena laboral suma más de 12 horas.
Al día, puede lograr hasta tres viajes, pero debe aguardar, desde el lugar (La Parada), a que un cliente lo llame para llevarle la mercancía.
Por viaje, puede cobrar de 20 a 25 mil pesos. «Lo que uno hace es para la comida. Hay días en los que solo se logra un viaje», asegura quien se mantiene gracias a los clientes que aún lo llaman, pues, en la actualidad, los motorizados sustituyeron al casi 97% de los carretilleros.
Daniel siguió con su viaje. No permite que la fatiga y el cansancio amilanen su oficio informal.
Jonathan Maldonado