Antonio Sánchez Alarcón
Para que un Estado totalitario se vea obligado a negociar y hacer concesiones democráticas, deben existir ciertas condiciones objetivas y materiales. Estas condiciones afectan directamente la estabilidad del régimen y lo presionan a buscar acuerdos.
Por ejemplo, una fuerte crisis económica podría ser decisiva. Cuando la economía de un país totalitario colapsa, el Gobierno pierde capacidad para mantener el control de su aparato político y militar. La falta de recursos genera descontento en la población y afecta incluso a los grupos que sostienen al régimen, como las fuerzas militares y policiales. Por ejemplo, en la Unión Soviética, la crisis económica de los años 80 llevó a reformas como la Perestroika y la apertura política.
Igualmente, la movilización masiva de la población es fundamental. Si grandes sectores de la sociedad se organizan y protestan, el Gobierno enfrenta presión interna. La unidad y persistencia de los movimientos sociales obligan al régimen a buscar soluciones. Un ejemplo es Polonia en los años 80, donde el movimiento Solidaridad, de carácter sindical no partidista, obligó al gobierno comunista a negociar.
Así mismo, la presión internacional podría jugar un papel importante. Las sanciones económicas, el aislamiento diplomático y las críticas globales pueden debilitar un régimen totalitario. Sin embargo, esto depende si el énfasis de estas sanciones está en el régimen o en los miembros de este y sus allegados. En Sudáfrica, las sanciones internacionales fueron clave para el fin del apartheid y la transición democrática.
Las divisiones dentro del Gobierno o entre las élites también son una condición crucial. Cuando sectores del poder comienzan a cuestionar la autoridad central, el régimen pierde fuerza. O la pugna entre fuerzas internas que se disputan el control del régimen también puede llevar a un debilitamiento o colapso. Esto ocurrió en España durante el franquismo, donde las divisiones internas facilitaron la transición democrática tras la muerte de Franco.
Para que un Estado totalitario negocie y haga concesiones democráticas, deben darse crisis económicas, movilización popular, presión internacional y divisiones internas. Estas condiciones combinadas en diferentes escalas e intensidades podrían generar fuerzas poderosas que amenacen a ese régimen obligándolo a negociar aun en contra de la voluntad de sus funcionarios.