CADA VEZ QUE SALE a la palestra la empresa brasilera Odebrecht, el universo político a sus más altos niveles en Sudamérica salta de su asiento, le empiezan a temblar las extremidades, y muchos esperan que les llegue el brazo de la justicia para terminar con sus huesos tras las rejas… Y ES QUE ESTA empresa brasilera embadurnó desde finales del siglo pasado a altos jerarcas con sustanciales divisas, fomentando una estela de corrupción, de mordida, de mermelada, o como se le llame, hasta a jefes de Estado, encarcelados unos y enjuiciados otros, pero donde a solo uno se le ha sentenciado… ESE ES EL CASO del expresidente de Perú, Alejandro Toledo, convicto y confeso de haber recibido unos veinte millones de dólares para dar luz verde a la construcción de una red vial, siempre y cuando le dieran su tajada para garantizar el visto bueno. Cumplirá una pena de veinte años… IGUAL DESTINO por este delito, sufren otros exmandatarios de la nación incaica que esperan, unos presos en sus domicilios por los resultados de las investigaciones, otro que ya murió, y uno que prefirió quitarse la vida… ODEBRECHET también tocó las puertas de la corruptela en Venezuela, pero aquí nadie se constipó ni se preocupó por estos descubrimientos y más bien se les puso cuidado a las arcas de PDVSA en donde de 2013 para acá ya hay cinco acusados, unos presos, dos fallecidos y uno prófugo, según las autoridades… Y AUNQUE LA MANCHA de la corruptela no solo se encuentra en los organismos públicos sino incluso en entes privados, esta no solo se ha convertido en una lacra, sino en un delito difícil de extirpar a nivel planetario, con la diferencia que en otras naciones los castigos son severos, que incluyen la pena capital en algunos y no distinguen el rango de quien o quienes han cometido este delito contra la fe pública y el erario de sus naciones… LA LEPRA corruptiva continúa y esta no desaparecerá hasta tanto existan la codicia, la inmoralidad y el afán del enriquecimiento ilícito.

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Y ESTO, es todo por hoy.

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MENTIRAS universales:

“A mí, que me registren”.

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DIOS los bendiga, ¿Saben?

VICTOR MATOS