Redacción deportes, dic (EFE).- A los 35 años, el venezolano Salomón Rondón, del Pachuca mexicano, buscará este miércoles, en la final de la Copa Intercontinental, un milagro ante el Real Madrid para coronar su segunda juventud como jugador, que se ha inventado a base de goles.
Con 26 anotaciones, cinco asistencias y tres títulos, el delantero ha registrado en el 2025 sus mejores números como profesional, lo cual lo ha llevado a ser nominado en la primera fase del premio ‘The Best’ de FIFA, al que aspiran los mejores delanteros del mundo, Mbappé, Messi, Haaland y Vinicius, entre ellos.
«Estamos para darle guerra a cualquiera», comentó a EFE el atacante, al referirse al Pachuca, que saldrá como presunta víctima en la final de la Copa Intercontinental, siempre y cuando el Madrid no lo subestime.
Campeón de goleadores en el Clausura mexicano y la Liga de Campeones de Concacaf y líder de la selección de su país, Salomón se ha reinventado con un método que siempre da frutos: el trabajo duro y el cuidado del cuerpo:
«He vigilado mi alimentación y el descanso, me entreno duro y tengo en cuenta el llamado entrenamiento invisible; he recibido la recompensa por mis buenos hábitos. Caí con pie derecho en el Pachuca y el equipo tiene toda la energía en la Intercontinental».
Con experiencia en La Liga de España, las de Rusia, Inglaterra, China y Argentina, Salomón llamó la atención del Pachuca que lo fichó este año y le facilitó un buen ambiente para que intentara una segunda vida como profesional.
Este miércoles, con poco que perder porque enfrentará a uno de los equipos más grandes del mundo, Rondón saldrá a asociarse con el neerlandés-marroquí Oussana Idrissi para tratar de vulnerar al Real Madrid.
Dirigido por el uruguayo Guillermo Almada, el Pachuca llega crecido a la final luego de golear por 3-0 al Botafogo brasileño, monarca de la Copa Libertadores, y de ir de menos a más para eliminar en semifinales en la tanda de penaltis al equipo egipcio Al-Ahly, campeón africano.
La vitalidad de Salomón cuestiona las teorías acerca del envejecimiento del cuerpo humano. Lleva dos años sin parar y con una capacidad de recuperación propia de los jóvenes, el atacante presume una gran forma deportiva que exhibe en Pachuca y en la selección venezolana.
«Mi hambre de ganar sigue ahí. Uno tiene que dar lo mejor de sí y no vivir de lo hecho antes», ha dicho el jugador, confiado en confirmar este miércoles el mejor año de su carrera y buscar el mayor milagro en la historia de los Tuzos.