Cuerpo de venezolana fue vendido por partes en EE.UU. sin autorización
23 de diciembre de 2024
Hogan Vega y Dorli Silva
Vivir en los andes venezolanos es un hábito; la visita a la familia durante horas diferentes del día. Ahora bien, entender a una madre que es feliz porque es autosuficiente, se vale por sí misma, sin depender de nada, ni de nadie; que recibe a familiares y amigos con una sonrisa, un café o un plato de comida, o les ofrece una noche de estadía, es una tradición que hasta el día de hoy tiene sentido por la satisfacción, bienestar y plenitud.
Una madre vive todos sus días en abundancia, recibe visitas todos los días; a las horas de la comida espera su turno para comer, para dormir siempre hace un lugar para un visitante. Durante los fines de semana, puede preparar un hervido de gallina que alcance para todos sus huéspedes. Todo lo hace en unión familiar, el estudio, las conversaciones, la celebración de una fecha festiva. En época de vacaciones escolares, durante el mes de agosto, se preparan los viajes para la playa; en diciembre, se hacen las hallacas. Para una madre, todo momento es de éxito, de amor, de armonía, de abundancia, de disfrute de la familia y de los visitantes, de realización personal, entre muchas otras bondades de la vida.
En otras palabras, la felicidad es un estado emocional positivo que se puede entender como un sentimiento de satisfacción, bienestar, alegría y plenitud, para poder realizar lo que gusta y desea con la familia y sus allegados. Para una madre, la felicidad puede ser considerada como una actitud ante la vida, una forma de ver el mundo y afrontar los desafíos cotidianos con una perspectiva optimista y positiva. Es importante destacar que la felicidad no es un estado permanente y constante, sino que es un sentimiento que va y viene, y que se puede cultivar a través de prácticas y actitudes que fomenten el bienestar tanto emocional como físico.
Asimismo, para ella fomentar la felicidad, se puede tener una gran cantidad de beneficios, tanto para la salud física como mental. Ahora bien, la actitud provoca una mejora de la salud emocional, al reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, y aumentar la autoestima y la autoconfianza, cosas que se logran con la práctica. Al mismo tiempo, se consigue una mejor salud física, porque se fomentan las emociones positivas, al alcanzar la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora del sistema inmunológico y disminución del dolor crónico.
Sin que lo sepa, una madre fomenta las relaciones interpersonales positivas, al lograr que las personas alcancen un grado de felicidad, al tener relaciones más satisfactorias y duraderas con amigos, familiares y parejas. Algo semejante ocurre con las personas que estudian o las que tienen negocios, son más creativos y productivos. Se estimula la felicidad, lo que crea una confianza alta en sí mismos, razón suficiente para enfrentar situaciones difíciles; se tiene la capacidad para resolver problemas y ser más creativos en su trabajo y en otros aspectos de la vida.
El estoicismo de una madre es admirable y representa un ejemplo para la familia, lo que empuja a todos sus miembros hacia una mejor calidad de vida, ya que las personas que son felices tienden a disfrutar más de sus actividades diarias y tienen una mayor satisfacción en la vida en general. El ejemplo de una madre obliga a reflexionar sobre las cosas por las que se debe ser agradecido, para enfocarse en lo positivo, en lugar de lo negativo; es decir, la práctica de la gratitud.
Todas las personas meditan y recuerdan que la felicidad no es algo que se puede alcanzar de manera instantánea, sino que es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y práctica continua. Son muchos los beneficios que aporta el cultivo de la felicidad; por tanto, son muchos los factores que se deben considerar. La gran mayoría practica ejercicios, con regularidad; la actividad física ayuda a mejorar el estado de ánimo y reduce el estrés; otros cultivan relaciones significativas, al pasar más tiempo con personas que les hacen sentir bien y nutren las relaciones interpersonales. Hay personas que tienen propósitos claros de vida, con una visión cristalina de trabajo, pasatiempo o voluntariado; algo que les apasione y les dé significado en su vida; otros requieren de la práctica de una atención plena, que se logra con las vivencias y el disfrute del momento presente; es decir, sin preocuparse mucho por el pasado o el futuro. Existen los que se esmeran por el cuidado de su salud mental, al ser conscientes de lo que sienten y les afecta emocionalmente; buscan ayuda profesional, ya sea a través de un terapeuta, un psicólogo, un psiquiatra o un consejero familiar, entre otros.
La llegada del mes de diciembre, para una madre y su familia, representa el recuerdo de momentos felices y la alegría de la familia por celebrar cada instante que se presenta e identifica a la navidad. La navidad se celebra el 25 de diciembre, fecha llena de regalos, dulces y sobre todo de recogimiento familiar. La navidad (en latín: nativitas domini) es una de las festividades más importantes del cristianismo; es una fiesta anual que conmemora el nacimiento de Jesucristo; es una fiesta religiosa y cultural de miles de millones de personas de todo el mundo. Es la fiesta central del año litúrgico en el cristianismo, sigue al tiempo de Adviento (que comienza cuatro domingos antes) o al Ayuno de la Natividad, e inicia el tiempo de Navidad, que históricamente en occidente dura doce días y culmina en la Noche de Reyes. El día de Navidad es festivo en muchos países; es celebrado religiosamente por la mayoría de los cristianos, así como culturalmente por muchos que no lo son; forma parte integrante de la temporada festiva que les rodea.
En los últimos tiempos, se ha popularizado la celebración del Espíritu de la navidad, celebración pagana, que no es cristiana, mucho menos católica. Es propia de países específicamente nórdicos, con otras culturas, como una representación de renovación. Este concepto simboliza la llegada de energías positivas y la oportunidad de comenzar de nuevo con un espíritu renovado; es una celebración que se lleva a cabo el 21 de diciembre, que se caracteriza por la creencia de que un ser bondadoso visita a las personas buenas para concederles sus deseos. Esta tradición pagana tiene su origen, como ya se indicó, en los países nórdicos, pero se ha extendido a otras culturas. Para recibir al espíritu, se realizan rituales de limpieza, purificación y agradecimiento, no aprobados por la iglesia católica; para otras personas es un ritual muy común, el de los 21 deseos, en el que se escriben las peticiones para el año siguiente.
La celebración del año nuevo es, para las madres, una forma de agradecimiento por las bondades recibidas durante todo el año que está finalizando; es otro momento para vivir con plenitud la llegada de un año nuevo, con los rituales de costumbre, los estrenos y vida nueva, la cena de medianoche, el consumo de las doce uvas del tiempo, de las lentejas para la prosperidad. Con el sonido de las campanadas de medianoche se dan los abrazos al calor de la familia y los vecinos. Cada emoción y cada instante es una explosión de felicidad, pero que no deben ser olvidados, en razón de los hábitos y costumbres de vivir solo para trabajar, sin darle importancia al tiempo que transcurre y no perdona a nadie. Para el filósofo griego Sócrates, la felicidad es un objetivo fundamental de la existencia humana, y se logra a través de la virtud y la sabiduría interior. Él consideraba que la felicidad no se encuentra en los placeres superficiales, sino en la contemplación de la verdad y en la expresión del yo interno.
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