SI LA HISTORIA no se vive, cuando menos se lee, pues sin ella no hay forma ni manera de reflexionar sobre sus errores o aciertos ni analizar lo que nos conviene en el porvenir, de ahí la importancia de recordar los acontecimientos, recientes o pasados, para no tropezar con las mismas piedras… EN CADA INICIO de año  deberíamos tomar en cuenta los sucesos anteriores para reflexionar sobre sus diferentes comportamientos y si su génesis les dio la razón o mostraron sus errores… SÍ TENEMOS que el pasado primero de enero se cumplieron aniversarios de dos grandes acontecimientos: el primero, hace sesenta y seis años, el triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro, prometiendo villas y castillos a su pueblo, que en la actualidad ya no viven de las esperanzas cifradas sino de las decepciones sufridas. Y el segundo, en la misma fecha, pero hace cuarenta y nueve años, Venezuela despertó al sueño largamente acariciado como lo fue la nacionalización del petróleo, formó PDVSA como empresa líder para transformar nuestra economía y desarrollo, la misma que luce menguada, criticada y expoliada en su riqueza, que se ha venido convirtiendo en una pesadilla para el bienestar público… PERO RESULTA que nadie hace un análisis de estos hechos históricos, pues la acción guerrillera de “los barbudos” cubanos alimentó el afán de independencia de los pueblos de esta parte del hemisferio, y la nacionalización del hidrocarburo la ambición de futuro de Venezuela, ambos han sido víctimas de sus propios dirigentes, creando un solo culpable: el imperialismo norteamericano, continuando mirándose el ombligo, y no asumiendo responsabilidades ni tomando medidas para salir del atolladero y demostrar que sus respectivas acciones, una bélica y la otra pacífica, a lo largo de los años han dado por resultado el bienestar colectivo… LA LUCHA DE Fidel Castro, la decisión de Carlos Andrés Pérez, pasarán a las páginas de la historia latinoamericana como iniciativas de lucha por el provecho común pero que el tiempo nos ha dado por resultado victimizar precisamente a quienes estaban dirigidos para su bienestar social y económico… LOS HECHOS están allí. Los errores cometidos también, pero al parecer poco o nada importa enmendar las caídas en procura de levantarse cuanto antes para felicidad de las nuevas generaciones…LA REVOLUCION que tomó La Habana, desalojó la dictadura de Fulgencio Batista, lejos de cumplir sus propósitos, al parecer ha condenado a la pobreza a su gente. Y la nacionalización del petróleo, en lugar de enriquecernos, nos ha empobrecido irremediablemente.

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Y ESTO, es todo por hoy.

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MENTIRAS universales:

“El cambio va”.

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DIOS los bendiga, ¿Saben?

VICTOR MATOS