Opinión

La inteligencia y la arquitectura de nuestro propio destino

13 de enero de 2025

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Hogan Vega y Dorli Silva

En la academia, definir la inteligencia en un mundo complejo, es considerar a todas las personas con distintas potencialidades. Pero no se nace siendo inteligente sino que se forma gracias a la estimulación, el contexto que rodea a cada persona, la cultura, el tipo de educación así como el grado de motivación que tenga la persona; de ahí que es necesario tener una referencia de la definición de inteligencia como la que encontramos en el Diccionario de la Lengua Española (2024) de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define a la Inteligencia, en su primera acepción, como la: Capacidad de entender o comprender. La tercera acepción indica: Conocimiento, comprensión, acto de entender. Como sinónimos se encuentran: Entendimiento, intelecto, talento, raciocinio, mente, conocimiento, ingenio, pensamiento, razón, perspicacia, minerva, cabeza, marote, balero, pipa.

A diferencia, es necesario hacer una retrospectiva sobre las pruebas y estándares que establecieron algunos psicólogos en Estados Unidos para medir la inteligencia de una manera objetiva y reduciéndola a un puntaje llamado coeficiente intelectual. Quien estuviera por encima de la media era considerado genio, y quien estuviera por debajo era considerado débil mental. Bajo este modelo se trabajó durante muchos años. Afortunadamente diversos autores discernían de esta concepción de la inteligencia, considerando que se reducía al ser humano a un ente cargado genéticamente de cierta capacidad para aprender. Es entonces cuando surgen teorías con tendencia a explicar la inteligencia no sólo como un factor genético sino también dependiente de la cultura, la sociedad, el contexto y otros factores.

En cambio, otras investigaciones hechas, entre otros, por Howard Gardner, psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, se trata de uno de los mayores referentes educativos de los últimos años, alguien que redefinió (y revolucionó) el concepto de inteligencia al demostrar que no existe una sola manera de ser inteligente, en las que se comprueba que las personas poseen diferentes inteligencias y por ello tienden a aprender, comprender y memorizar de diferentes maneras. De acuerdo con la teoría de Howard Gardner, los seres humanos son capaces de conocer el mundo de ocho modos diferentes. La diferencia radica en la manera en que se recurre a ellos y se les combina para llevar a cabo diferentes labores, para solucionar problemas y progresar en distintos ámbitos. Asimismo, las inteligencias que Gardner propone a partir de sus investigaciones son: Inteligencia lingüística;  Inteligencia lógico-matemática; Inteligencia visual-espacial;  Inteligencia corporal y cinestésica;  Inteligencia  Musical;  Inteligencia Intrapersonal;  Inteligencia Interpersonal;  Inteligencia Naturalista.

En otras palabras, para comprender sobre cada una de las inteligencias múltiples de Gardner, se hace una breve descripción de cada una, empezando con la Inteligencia Musical: es la capacidad de percibir, discriminar, transformar y expresar las formas musicales. Incluye la sensibilidad al ritmo, al tono y al timbre. Está presente en compositores, directores de orquesta, críticos musicales, músicos y oyentes sensibles, entre otros. Los estudiantes que la evidencian se sienten atraídos por los sonidos de la naturaleza y por todo tipo de melodías. Disfrutan siguiendo el compás con el pie, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente. En segundo lugar, la Inteligencia Corporal-cinestésica es la capacidad para usar todo el cuerpo en la expresión de ideas y sentimientos, y la facilidad en el uso de las manos para transformar elementos. Incluye habilidades de coordinación, destreza, equilibrio, flexibilidad, fuerza y velocidad. Se manifiesta en atletas, bailarines, cirujanos y artesanos, entre otros. Se observa en los estudiantes que se destacan en actividades deportivas, danza, expresión corporal y/o en trabajos de construcciones utilizando diversos materiales concretos. También en aquellos que son hábiles en la ejecución de instrumentos.

Tercero, la Inteligencia Lingüística es la capacidad de usar las palabras de manera efectiva, en forma oral o escrita. Incluye la habilidad en el uso de la sintaxis, la fonética, la semántica y los usos pragmáticos del lenguaje (la retórica, la mnemónica, la explicación y el metalenguaje). Esta inteligencia se ve en escritores, poetas, periodistas y oradores, entre otros. Está en los estudiantes a los que les encanta redactar historias, leer, jugar con rimas, trabalenguas y en los que aprenden con facilidad otros idiomas. En cuarto, la  Inteligencia Lógico-matemática es la capacidad para usar los números de manera efectiva y de razonar adecuadamente. Incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y las proposiciones, las funciones y otras abstracciones relacionadas. Esta inteligencia se ve en científicos, matemáticos, contadores, ingenieros y analistas de sistemas, entre otros. Los estudiantes que la han desarrollado analizan con facilidad problemas. Se acercan a los cálculos numéricos, estadísticas y presupuestos con entusiasmo.

En quinto, la Inteligencia Espacial es la capacidad de pensar en tres dimensiones. Permite percibir imágenes externas e internas, recrearlas, transformarlas o modificarlas, recorrer el espacio o hacer que los objetos lo recorran y producir o decodificar información gráfica. Presente en pilotos, marinos, escultores, pintores y arquitectos, entre otros. Está en los estudiantes que estudian mejor con gráficos, esquemas, cuadros. Les gusta hacer mapas conceptuales y mentales. Entienden muy bien planos y croquis. En sexto, la Inteligencia Interpersonal es la capacidad de entender a los demás e interactuar eficazmente con ellos. Incluye la sensibilidad a expresiones faciales, la voz, los gestos y posturas y la habilidad para responder. Presente en actores, políticos, buenos vendedores y docentes exitosos, entre otros. La tienen los estudiantes  que disfrutan trabajando en grupo, que son convincentes en sus negociaciones con compañeros y mayores.

Séptimo, la Inteligencia Intrapersonal es la capacidad de construir una percepción precisa respecto de sí mismo y de organizar y dirigir su propia vida. Incluye autodisciplina,  auto comprensión y autoestima. Se encuentra muy desarrollada en teólogos, filósofos y psicólogos, entre otros. La evidencian los estudiantes que son reflexivos, de razonamiento acertado y suelen ser consejeros de sus compañeros. Por último, la Inteligencia Naturalista es la capacidad de distinguir, clasificar y utilizar elementos del medio ambiente, objetos, animales o plantas. Tanto del ambiente urbano como suburbano o rural. Incluye las habilidades de observación, experimentación, reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno. La poseen en alto nivel la gente de campo, botánicos, cazadores, ecologistas y paisajistas, entre otros. Se da en los estudiantes que aman los animales, las plantas; que reconocen y les gusta investigar características del mundo natural y del hecho por el hombre. (Gardner, 1995)

La teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner promueve el aprendizaje autónomo de los estudiantes, ya que al momento de que toman conciencia de las habilidades con las que cuentan, se les facilita entender y procesar cualquier  tema o concepto que se les presente. Puede afirmarse que, para Howard Gardner, formar excelentes profesionales a través de la teoría de las inteligencias múltiples, es lograr que sean excelentes, comprometidos y con la conciencia de usar como pilar fundamental, la ética, a diferencia se considera a líderes poco brillantes por tener sus bases en el aire al conseguir sus éxitos a través de atajos, avaricia y actuar por ambición personal sacrificando el bienestar común, por consiguiente, alcanzan altos cargos, presidentes de organizaciones, rectores de instituciones universitarias, varios títulos universitarios, entre muchos otros, pero sin la conciencia limpia y sin paz mental.

Miguel de Unamuno escritor y filósofo español dejó una enseñanza profunda con su frase: «No es analfabeto aquel que no sabe leer, sino aquel que sabiendo leer, no lee». Estas palabras los invitan a reflexionar sobre el verdadero significado de la ignorancia en la era del conocimiento. Cada libro, artículo o palabra escrita es una semilla de cambio. Al leer, alimentamos la mente y se cultiva el espíritu. Se deja de ser prisioneros de las limitaciones y se transforman en arquitectos de su propio destino.

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