Opinión
¿Hacia una Súper-Norteamérica?: Las ambiciones de Trump y el Ártico
13 de enero de 2025
Moises Orraiz *
Para empezar, no debería sorprendernos que a Estados Unidos le interese controlar Groenlandia. En el Ártico existen seis zonas económicas exclusivas, cada una marcando los derechos de explotación de los países involucrados hasta 200 millas náuticas (370 km) de sus costas. La posición estratégica de Groenlandia, vinculada a Dinamarca, y las áreas canadienses, son especialmente atractivas para Washington.
El Ártico es un tesoro en disputa. Según el U.S. Geological Survey, esta región alberga aproximadamente el 22 % de los hidrocarburos no descubiertos del mundo, además de vastas reservas minerales y rutas de transporte cada vez más accesibles debido al deshielo (USGS, 2008) ¿Qué significa esto? Recursos, poder y un control económico global cada vez más codiciado.
El Juego Estratégico de Trump
Donald Trump no deja nada al azar. Su estrategia está basada en lanzar globos sonda, construir narrativas y preparar el terreno. Aunque pueda parecer una idea descabellada, la anexión de Groenlandia está ganando terreno entre los conservadores estadounidenses (The New York Times, 2020). Con un segundo mandato marcado por una mayor solidez política, Trump tiene menos resistencia que en 2017 y se encuentra en un escenario global de gobiernos debilitados.
Mientras en Europa las coaliciones tambalean y líderes como Trudeau en Canadá enfrentan el ocaso político, Trump fortalece su posición. Con el voto popular asegurado, control sobre las cámaras legislativas, una oposición desorganizada y una prensa debilitada, su influencia es indiscutible. Además, cuenta con el apoyo de figuras influyentes como Mark Zuckerberg, quienes, en su afán por mantenerse en el juego, parecen rendirle pleitesía (The Guardian, 2019).
Una Estrategia de Desestabilización Global
El método de Trump no se limita a fortalecer su posición interna; busca desestabilizar a sus adversarios globales. A través de una combinación de intimidación y confusión, pretende absorber la atención de gobiernos y medios en polémicas que los desgasten. En este escenario, Elon Musk emerge como un nuevo aliado en la agenda de agitación, replicando a escala global lo que Trump hacía en su primer mandato con sus tuits mañaneros.
La dinámica es clara: mientras Musk genera controversias a gran escala, Trump avanza con su agenda geopolítica casi sin oposición. Europa y Canadá se encuentran a la defensiva, inmersos en sus propios desafíos, lo que permite a Trump proyectar su visión imperialista con mayor facilidad.
El Sueño de una Súper-Norteamérica
En un mundo donde los gobiernos parecen debilitados y avasallados, ¿qué pierde Trump al insinuar la idea de una unión más amplia bajo el liderazgo estadounidense? Groenlandia, rica en recursos y estratégicamente posicionada, podría ser solo el comienzo. Aunque una invasión directa parece poco probable, el simple hecho de plantear la posibilidad tiene un efecto perturbador.
El concepto de una Súper-Norteamérica, por absurdo que parezca, refleja las ambiciones de una potencia que busca reconfigurar el orden mundial. No se trata solo de controlar territorios, sino de consolidar una narrativa de dominio en un momento de vulnerabilidad global.
Fuentes:
U.S. Geological Survey. (2008). Circum-Arctic Resource Appraisal: Estimates of Undiscovered Oil and Gas North of the Arctic Circle.
The New York Times. (2020). Trump’s Greenland Gambit Wasn’t as Absurd as It Seemed.
The Guardian. (2019). Zuckerberg and Trump: The Hidden Alliances.
*Fundador de GrizzlyTraders