La Basílica Menor San Antonio de Padua, en el municipio fronterizo Bolívar, se quedó pequeña ante la gran cantidad de feligreses que acudió a celebrar el Miércoles de Ceniza.
La fila en el pasillo central de la iglesia se perdía y salía de las instalaciones. A los costados, otros nutridos grupos también hacían la cola para la imposición de la ceniza, que marca el inicio de la cuaresma.
Previo a la actividad central, el párroco Reinaldo Contreras ofició la misa ante decenas de devotos. Conforme iban transcurriendo los minutos, los ciudadanos se iban sumando al punto de llenarse la Basílica.







Una vez más, los creyentes demostraron lo arraigada que está la tradición católica en cada uno de los hogares.
Jonathan Maldonado