Hogan Vega y Dorli Silva
Vivir en un mundo globalizado y tratar de entender las emociones de la ira y el enojo, cuando existen situaciones frustrantes o perjudiciales, son parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza. Esta contestación se caracteriza por una activación fisiológica y motora, representa en un aumento del ritmo cardíaco, incremento de la presión sanguínea, elevación de los niveles de adrenalina y noradrenalina, tensión en ciertas partes del cuerpo, sensación de que el corazón late más rápido, sensación de que el cuerpo está caliente, entre otras. De ahí que esas emociones son todavía más complejas, ya que, como seres pensantes en un contexto dado, esa ira o enojo constituyen la interpretación de las injusticias que se viven, a causa de la ausencia de valores.
Para los expertos en las emociones, la ira y el enojo significan lo mismo, ya que son consideradas básicas o primarias. Son manifestaciones de la ira o el enojo, el suprimido, el explosivo, y el expresado asertivamente; la ira es una fuerte sensación de molestia o disgusto, que debe ser canalizada para adaptarse a situaciones diferentes. Ello ayuda a establecer límites. La autoestima es la capacidad que tiene una persona para valorarse, amarse y aceptarse a sí misma; influye en su autoconcepto, su confianza y su bienestar emocional. En cambio, hablar de la autoestima de un niño es irrelevante por cuanto él no sabe de interpretaciones y, mucho menos, de comprender a su entorno. La realidad del niño es su crianza, y lo complejo de su entorno familiar. Ahora bien, para un ser pensante, entender la utilidad de una casa y el valor del amor de una madre radica en la naturaleza misma de cada uno; la utilidad de una casa se refiere a su función práctica. Una casa proporciona refugio, seguridad, comodidad y un espacio para vivir; su utilidad se mide en términos tangibles: tamaño, ubicación, comodidades, etc. Se puede valorar económicamente, comprar, vender o alquilar; Su valor disminuye con el paso del tiempo, debido al desgaste y la obsolescencia.
A diferencia, el amor de una madre, es intrínsecamente intangible e inconmensurable; no se puede comprar, vender, ni alquilar. Su valor reside en el apoyo emocional, la guía, el cuidado, el afecto incondicional y la conexión profunda que proporciona. Este amor aporta bienestar emocional, seguridad y un sentido de pertenencia que enriquecen la vida de una manera que va más allá de lo material; su valor no disminuye con el tiempo, sino que puede incluso aumentar con los años. En síntesis, una casa es un bien material con utilidad práctica y valor económico, mientras que el amor de una madre es un bien inmaterial de valor incalculable, esencial para el bienestar emocional y el desarrollo personal. No son comparables directamente, ya que pertenecen a esferas diferentes de la experiencia humana.
Por consiguiente, la interpretación de lo útil y lo valioso se comprende con otro ejemplo; tal es el caso de la diferencia entre un libro útil y un conocimiento valioso que radica en su impacto y aplicación. Un libro útil proporciona información práctica o herramientas que pueden aplicarse directamente a una tarea o problema específico; puede ser una guía de instrucciones, un manual técnico, o incluso una novela que ofrece una perspectiva útil sobre un tema. Su valor reside en su funcionalidad inmediata. De ahí que, el conocimiento valioso, por otro lado, trasciende la utilidad inmediata. Puede ser menos práctico a corto plazo, pero aporta una comprensión más profunda de un tema, y desarrolla habilidades de pensamiento crítico o cambia la perspectiva del mundo. Su valor reside en su potencial para el crecimiento personal, intelectual o incluso espiritual, a largo plazo. Puede inspirar ideas nuevas, fomentar la innovación o, simplemente, enriquecer la vida del individuo.
Del mismo modo, un libro puede ser útil y contener conocimiento valioso, aunque esto no ocurra simultáneamente. Un libro puede ser útil para resolver un problema específico, sin que ofrezca un conocimiento profundo o duradero, mientras que un conocimiento valioso puede resolver problemas muy específicos en todas las áreas de las interacciones sociales, tales como salud, vivienda, servicios públicos, alimentación, tecnología, etc.
En otras palabras, para muchos seres humanos, es útil tener un trabajo que los dignifique, pero sus valores deben identificarse con su personalidad, honestidad, responsabilidad y perseverancia, dentro de sus competencias. Además, sin valores hacia la sociedad, sin sentido de respeto, solidaridad y tolerancia con sus semejantes se alejan de ser personas con valores morales, sin conocimiento de justicia, integridad y menos compasión hacia los demás. De modo similar, alejados de los valores culturales que representan a un país, una etnia, una región, una organización, una institución, u otros, sin identidad o sentido de pertenencia, tradiciones y menos diversidad, son seres sin principios. Al igual que identificar los valores estéticos de una organización, institución o contexto social de ver su belleza, la creatividad y la armonía de su gente.
Los valores económicos de eficiencia, productividad y sostenibilidad hacia el logro de metas y objetivos, se diluyen por la falta de competencias y planificación; solo se vive para la avaricia y los objetivos personales, lo que genera confusión y desilusión en las expectativas que se tienen en las instituciones, organizaciones y, menos todavía, en las interacciones sociales; ello se conoce como la teoría del caos. El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, ve a las emociones y la felicidad como una herramienta en su frase: “Como seres humanos, todos queremos ser felices y estar libres de la desgracia, todos hemos aprendido que la llave de la felicidad es la paz interna. Los mayores obstáculos para la paz interna son las emociones perturbadoras como el odio, apego, miedo y suspicacia, mientras que el amor y la compasión son las fuentes de la paz y la felicidad”.