Multitudinaria muestra de fe en el Santo Viacrucis
18 de abril de 2025
Porfirio Parada
Nos miramos a los ojos muy tarde en la noche, como conociéndonos sin esperar el alba. Tu timbre de voz resuena apacible en los diferentes caminos, hasta en los caminos que me guiaste sin recordar, perdido, cómo llegué. Hay una semilla nuestra que es la flor de los días compartidos, hay pasado y pensamos en el mañana, pero el amor es lo que se siente presente, renaciendo al mismo tiempo que transcurre. Cuando hay amor seguro hay piel, corazón, reparo, alimento, molestia, encanto. Aprendo amar amándote, sin recetas ni artimañas. Aprendo como un niño, equivocándome, torpe, te amo viéndote como te mueves con el sol o con un abrigo para el frío. Nos hemos abrazado en distintos paisajes, sintiendo todo, los cuerpos, el viento, la vida, el latir, el estar, nos unimos estando separados. Sin planificar empezamos a enamorarnos.
Nos hemos escuchado y descubierto nuestros lenguajes. Hemos jugado hasta llegar a la risa infantil, o también en una cancha hemos jugado, con un balón, con otras personas mayores, menores que nosotros. Hemos compartido lecturas caseras, los dos solos, solos con las palabras de los libros, compartiendo el arte de escribir y leer en nuestros ojos y oídos. Nos extrañamos sin despedirnos, nos extrañamos cuando la distancia ya es notoria y el cuerpo pide romántica compañía luego de cualquier jornada. Algunas veces es raro la convivencia repentina, de repente, sientes amor, doble amor, por la persona que pensaste no conocer, es raro entregar tu amor y recibirlo de la noche a la mañana, la nueva razón menos pensada y la más apasionada de nuestras vidas. Me reconozco desde la fragilidad de tus ojos cuando tiemblan.
Pensamos en nuestro futuro recién descubierto, pero del mismo modo, nos entregamos a los abrazos y caricias elementales. Nuestro instante es el mundo que nos damos cuando nos volvemos a ver. Es la puerta abierta donde entramos y salimos, donde dormimos y bailamos, donde conversamos y nos reímos, donde también discutimos y nos callamos. Pensamos en muchas cosas, pensamos en la vida, en el país, en el otro país, en otros países, pensamos en las familias, y amigos, pensamos en la vidas pasadas, pensamos en las noticias, en las lecturas, pensamos en Dios, pensamos en los sueños, pensamos en el dinero, pensamos y descansamos, descansamos y nos desconectamos de todo, todo el mundo abultado se resume a un breve lugar, un pequeño espacio, con una cama y una gata, entre tres, un animal y dos personas, nos seguimos reduciendo, nos volvimos a unir, quedamos dos personas, sin idealizar, somos uno.
Posees en tu lengua canciones con sabor a bolero, en tus pies me sigo sorprendiendo cómo bailas salsa, tu patria es tu libertad en los reveses y también en tu forma de cocinar, de nada me arrepiento contigo, la dicha de registrar tu sonrisa en los encuentros, sentir tus movimientos con el tiempo detenido, observando emocionado tu mirada que rompe y devuelve la vida. Te compongo canciones sin melodías, te pienso girasol amarillo hasta en las noches sin luna negra y plateada. Mi amor por ti para no definir más, son las estaciones de cariños que nos damos, la frecuencia que se torna ansiosa cuando no te veo, es la celebración del próximo acuerdo para encontrarnos. Se dice que amar duele, se dice que nada es para siempre, se habla sobre el desapego, y sinceramente siento temor al adiós, pero ya cuando muera, y se acabe esta vida y esta escritura, al menos mi cuerpo, mi firma y mi corazón sabrán, en esta o en otra vida, que te amé.
Lic. Comunicación Social
Locutor de La Nación Radio
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